ZEPPELIN ROCK: CRÍTICA de la película CARRETERA PERDIDA (David Lynch, 1997): Reseña

domingo, 16 de abril de 2023

CRÍTICA de la película CARRETERA PERDIDA (David Lynch, 1997): Reseña

 


by King Piltrafilla (@KingPiltrafilla)



He de confesaros, piltrafillas, que muy de tanto en tanto me da por meterme entre pecho y espalda de manera poco adecuada –como quien se come para cenar un filete de buey medio crudo con guarnición de patatas y salsa tártara- una peliculilla de ese loco genial que es David Lynch. El resultado es el mismo en ambos casos: un inenarrable placer durante el disfrute del plato, pero una indigestión segura como consecuencia de ello. Me avergüenzo de no haber entendido nada. A lo mejor eso es lo bueno de las cintas de este hombre, una especie de traje a la medida visualmente atractivo y que cada uno interpreta como le da la gana, o quizás Lynch es un timador que nos ha hecho creer que sus obras sin pies ni cabeza son verdaderas obras de arte y no solo pura fachada. Total, que decidido a darme otro baño de desorientación, me he servido una copa de ron añejo –esta vez me he quedado con la botella a mano, por si necesitaba ampliar la dosis- y le he dado al play. Aviso, lo que sigue es un resumen del argumento. Aquellos a los que os hayan surgido ganas de ver la cinta totalmente vírgenes no sigáis leyendo.




Así me he encontrado con un tipo angustiado al que una voz desde el portero electrónico le dice que un tal Dick Laurent está muerto y que más tarde he sabido que se llama Fred y toca el saxofón en un club de jazz. Vive con su mujer, Renée, con quien mantiene una relación en apariencia normal, pero con una insoportable tensión. Cuando se hablan es como si en cualquier momento pudiese romperse la tranquilidad, sufrir Fred un ataque y darle una paliza a su esposa. Muy extraño amiguitos. Entonces reciben un sobre con una cinta de vídeo en la que se ve su casa desde fuera. Más tarde reciben una nueva cinta, donde se les ve durmiendo juntos en el interior de su hogar. Hasta ese momento parecen claras dos cosas: Fred no está muy centrado y duda de la fidelidad de Renée. Entonces vemos a la pareja en una fiesta, aparece un hombre bastante tétrico y tiene lugar una escena de lo más surreal y aterradora. Ese hombre es amigo de Dick Laurent. Cuando regresan a casa, Fred cree ver una luz en el interior y poco después está visionando una nueva cinta de vídeo. En ella se le ve en el dormitorio y a lo que parece el cadáver troceado de Renée sobre la cama junto a él. En la siguiente escena, Fred es detenido y acaba en prisión, en donde sufre insomnio y alucinaciones. Y es en una de estas cuando parece sufrir alguna especie de intercambio físico espacio/temporal -o como dice uno de los guardias, cosa de espíritus-, desapareciendo Fred de la celda y apareciendo en su lugar un joven delincuente llamado Peter Dayton.




Como el tal Pete, en teoría, tendría que estar en casa de sus padres disfrutando de libertad condicional, las autoridades lo liberan. Entonces vemos que trabaja como mecánico en un taller propiedad de un mafioso llamado Mr. Eddy –protagonista de una violenta e hilarante escena de las que le gustan a Tarantino- que no es otro que Dick Laurent. Y tras esta primera sorpresa, llega la segunda. Laurent tiene una novia llamada Alice y Pete comete la estupidez de liarse con ella. Pero lo llamativo no es eso –que es de lo más común en todo tipo de películas de mafiosos-, lo sorprendente es que el personaje de Alice lo interpreta Patricia Arquette al igual que el de Renée, la mujer de Fred. Entonces, ¿es Carretera perdida el homenaje de David Lynch al concepto espacio-tiempo de Minkowski y las teorías relativistas de Einstein o la explicación es algo más inmediata? Tranquilos que no os contaré el final. A estas alturas dejaré que interpretéis libremente los últimos veinte minutos de película. Lo dicho, piltrafillas, Carretera perdida es estéticamente bella, turbadora, una inmejorable obra de arte visual, y en el aspecto musical también es muy interesante, con la presencia de Nine Inch Nails, The Smashing Pumpkins, Marilyn Manson, Rammstein y David Bowie. Sin embargo, como historia no hay por donde cogerla. O sí, quizás resulta que –entre todo el barullo- se entiende mejor de lo que parece siendo esa es su genialidad... o eso o nos han tomado el pelo. Sea como sea, a mí me ha gustado mucho. La mejor con diferencia de las cintas de Lynch que conozco.

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