ZEPPELIN ROCK: THE BLACK CROWES - Shake Your Money Maker (1990): Crítica review por su 30º aniversario

jueves, 13 de febrero de 2020

THE BLACK CROWES - Shake Your Money Maker (1990): Crítica review por su 30º aniversario


por Alberto Iniesta (@Radiorock70)
del blog Discos




30 años desde el primer vuelo de mis cuervos favoritos del rock and roll, oiga. Desde luego, el escalofrío es inevitable al pensar que nuestros discos favoritos de los 90 avanzan, sin remedio, hacia la treintena. Uno de los asuntos principales que nos ocupan al respecto es, sin duda, el tema de las reediciones: estadísticamente, el Shake Your Money Maker de los Black Crowes se encuentra, cada día que pasa, más cerca del medio siglo. Por lo tanto, ya va siendo hora de ir pensando qué clase de caja con su edición de lujo de 83673273426482388 CDs queremos dejarle a Keith Richards.



En fin, el otro asunto parece obvio: las giras para tocar el disco entero en cuestión. Pues claro que me gustaría, y a quién no, que estuviesen Steve Gorman o Marc Ford. Con este último, además, tenía especial ilusión desde que se formó ese proyectazo llamado The Magpie Salute. Pero, qué demonios, no seré yo el que se niegue a ver en directo a los dos hermanos Robinson tocando este LP entero, además de otros clásicos de su adictiva discografía. Un concierto de estos tipos siempre va a ser sinónimo de buenas noticias.




Desconozco si existe todavía alguien ahí fuera que no haya escuchado este disco. En caso afirmativo, qué le voy a contar. Un cóctel de esta magnitud, que bebe de los mejores Faces, Raspberries o los Allman Brothers, provocará dudas a primera vista, que nunca escucha, en el oyente medio perdido en 1975 que afirma con rotundidad que los 90 fueron una mierda. Para bichos humanos con un mínimo de apertura mental esto es un disco demoledor, con aroma a Exile On Main Street y un regusto a rock clásico que invita a repetir hasta la saciedad. Es empezar a sonar el Hard To Handle (¡así se versiona un tema!) y, a poco que tengas sangre en las venas, resulta inconcebible no creerte el mejor batería que haya pisado la tierra, desafiando a Ginger Baker, John Bonham, Keith Moon y todo el que se te ponga por delante. El She Talks To Angels, con ese delicioso punteo a lo Sweet Virginia, comienza con una brisa acústica para rematar en huracán con una erre mayúscula de rock and roll. A golpe de riff continúa la cosa con ese Struttin’ Blues mortal, capaz de volar cabezas a su paso con la facilidad de un tornado. El salvaje estribillo del tema que cierra la cara B, que para mí es la A (siempre comienzo el disco por ese lado), ese don’t you wanna feel it, don’t you wanna stare it cold, me parece una maravilla mayúscula, frecuentemente olvidado. La primera cara arranca con unas notas de alto voltaje hasta que tu cabeza sale volando una vez que reconoces el riff, lo gritas y lo haces tuyo. Se trata, nada más y nada menos, que de Twice As Hard. Palabras mayores. Himno tras himno, se suceden Jealous Again, Sister Luck, Could I’ve Been So Blind y mi favorita particular: Seeing Things, aka el estribillo de los dioses.




Canciones enormes que son, además, atemporales desde la primera escucha. Los putos Crowes, una de esas bandas que siempre llegan para quedarse en nuestras vidas.

El disco entero

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