ZEPPELIN ROCK: ANNIHILATOR - Ballistic, Sadistic (2020): Crítica review

lunes, 17 de febrero de 2020

ANNIHILATOR - Ballistic, Sadistic (2020): Crítica review


Por Esteban Martínez (@EMartineC)




Anda de vuelta los Annihilator de Jeff Waters, siendo este el único integrante original del proyecto desde 1984 y quien se ha hecho acompañar durante estos más de treinta años por decenas de músicos. De regreso su heavy metal genérico, directo y, digámoslo, de bajas pretensiones. Porque a estas alturas del partido esperar que una banda como Annihilator venga a reinventar la rueda es absurdo (más con la cantidad de cambios de formaciones que trae en el camino) por lo que el asunto disco a disco viene remitiéndose desde hace bastante a únicamente hacerte pasar un buen rato variando más que nada en la dinámica de cada registro. En esa línea discos como Suicide society (2015) + For the demented (2017) apostaron por el peso del sonido, a diferencia de este Ballistic, sadistic que conecta mucho mejor con lo que fue Feast (2013) colocando el énfasis en la rapidez de los riffs, en un doble pedal constante y en prácticamente no entregar respiro al auditor en el canción a canción.




Prácticamente todos los temas por tanto centran su fuerza en veloces estrofas, una batería que explota desde el primer segundo, guitarras aceleradas y coros contagiosos pensados para el acompañamiento en vivo del público. Tendremos por tanto el “¡Ballistic, sadistic! Beyond belief!” de ‘Armed to the teeth’ , ese punkoide “¡Fuck your attitude!” en ‘The attitude’ o las exclamaciones del single ‘Dressed up for evil’ dispuestas a quedarse en tu subconsciente, todo en un contexto de mucha velocidad donde destacararán piezas como ‘I am warfare’ o ese espléndido cierre a cargo de ‘The end of the lie’. El problema es que al mismo tiempo la monotonía del sonido logra que temas como ‘Psycho ward’ , ‘Our with garbage’, ‘Riot’ , ‘Lip service’ o ‘One wrong move’ pasen absolutamente desapercibidas para el auditor, es decir, más de medio disco termina siendo intrascendente, por más técnica en velocidad que le hayan puesto al asunto...




Cantidad no necesariamente implica calidad y ahí el ritmo incesante (desde 1989 vienen sacando disco cada dos años en promedio) le ha acabado por pasar la cuenta a Annihilator, al punto de terminar lanzando álbumes poco interesantes que parecen ser únicamente una excusa para salir de gira. Tampoco los vamos a culpar, si finalmente de aquello viven hoy los bandas.

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