ZEPPELIN ROCK: JOHN HUSTON 2: Biografía y filmografía entre 1947 y 1960 comentadas

martes, 4 de febrero de 2020

JOHN HUSTON 2: Biografía y filmografía entre 1947 y 1960 comentadas


por Möbius el Crononauta



Una vez que John Huston terminó su periplo militar como documentalista para el Ejército durante la Segunda Guerra Mundial, el director retomó su carrera en Hollywood con un proyecto postergado al entrar los Estados Unidos en el conflicto: la adaptación de la novela del misterioso escritor B. Traven The Treasure of the Sierra Madre.



La Warner, a instancias de Huston, había adquirido los derechos de la novela en 1941, poco antes del ataque japonés a Pearl Harbor. El director logró concenver a los capos para que le reservaran el proyecto. De regreso en Hollywood Huston continuó con su proyecto, y con el intercambio de cartas que había tenido con el autor sobre la película. Los contactos con el esquivo Traven podrían llenar muchos libros o documentales, y para elaborar un tratamiento del guión junto al autor Huston viajó a México, mientras buscaba localizaciones para el film, el director hubo de citarse con un supuesto emisario del escritor en lo que parecía parte de la trama de una novela de Joseph Conrad, llegando al punto de que Huston no paraba de pensar si en realidad no estaría citándose con el mismo Traven.

Tras sus extraños encuentros Huston acabó de perfilar el guión y comenzó a rodar en escenarios naturales de Méjico, buscando el realismo que no podían dar los estudios de Hollywood. Como protagonistas para el film el director llevó a su amigo Humphrey Bogart, a Tim Holt y a su propio padre, Walter Huston. El rodaje no fue fácil, y muchas de las dificultades que tuvieron en las primeras semanas de trabajo tuvieron que ver con los sobornos que pedían las corruptas autoridades locales. Fue también durante ese rodaje en que Bogart y Huston llegaron a tener su única pelea seria. Pero finalmente tanto el film como la amistad entre Huston y Bogart llegaron a buen puerto, así como un huérfano llamado Pablo al que el director conoció durante el rodaje y a quien no dudó en adoptar como hijo propio.




El tesoro de Sierra Madre se convirtió por méritos propios en un clásico indiscutible de la historia del cine, y la soberbia interpretación de Walter Huston le valió un premio de la Academia, algo que siempre enorgulleció a su hijo John, incluso más que sus dos estatuillas por la dirección y el guión.

Mientras, Huston continuó dejándose dinero en una de sus pasiones de toda la vida, los caballos, y las apuestas, por aquella época desarrolló también una gran afición por el arte precolombino, del que se volvió un gran coleccionista. También para entonces había tomado una decisión: abandonar la Warner Brothers. El último film que rodó para los estudios de Jack Warner fue Cayo Largo, otra gran película que confirmaba el talento como director de Huston, y que además nos regalo grandes actuaciones de Edward G. Robinson, Bogart y su joven esposa Lauren Bacall. Tras entregar el film Huston cumplió su promesa y no renovó su contrato con la Warner. En vez de ello decidió aliarse con el productor Sam Spiegel y fundar una productora, la Horizon Pictures.

El primer proyecto de la Horizon vino de un periodista amigo de Huston, quien le sugirió que adaptara cierto relato del escritor Robert Sylvester. Spiegel estuvo de acuerdo y así decidieron apostar por Éramos extraños como el primer film de la productora.

Spiegel llegó a un preacuerdo con la MGM para la distribución de la película, y tanto él como Huston debían reunirse con el todopoderoso Louis B. Mayer y su junta. Sin embargo el día de la cita resultó ser el posterior al cumpleaños de Bogart, con lo que Spiegel hubo de sacar de casa del actor a un Huston con resaca monumental para acudir a la reunión en la MGM. El director tenía la mente en blanco, pero aun así fue convencido por Spiegel para que apareciera junto a él. Huston fue incapaz de mediar palabra, aparte de unos tristes holas y adioses, y al acabar la reunión tanto él como Spiegel estaban convencidos de que la MGM no refrendaría el trato. Sin embargo se equivocaron; los capos del estudio vieron en el taciturno Huston no a un borracho resacoso sino a un caballero reservado y educado como los de antes, y por tanto la MGM firmó con la Horizon Pictures para Éramos extraños.

En Éramos extraños Huston trabajó con John Garfield y Jennifer Jones, y como colaborador en el guión trabajó por primera vez con el escritor Peter Viertel, quien en el futuro escribiría el famoso relato sobre el director White Hunter Black Heart. Durante cierto tiempo el rodaje se trasladó a Cuba, donde Huston trabó amistad con Ernest Hemingway.




Tras Éramos extraños un Huston lleno de deudas a causa de un costoso divorcio firmó un acuerdo con la MGM para dos películas. En un principio el primer proyecto en que se vio involucrado John fue Quo Vadis, pero su visión del film no coincidió con el de Mayer, por lo que finalmente el director acabó apartándose del proyecto. En su lugar rodaría La jungla de asfalto, una excelente cinta de cine negro que marcó el estilo del film noir en Hollywood durante el resto de década, igual que años antes lo había hecho El halcón maltés durante los 40. Desde el duro Sterling Hayden hasta la dulce y casi debutante Marilyn Monroe el plantel era soberbio, y una vez más Huston se descargaba con otro clásico impepinable del cine.

El segundo film de Huston para la MGM fue Medalla roja al valor, basada en un clásico de la literatura norteamericana. Medalla roja al valor fue un interesante y valiente film antibélico rodado en medio de la paranoia anticomunista, que se encontró con la resistencia de Louis B. Mayer, quien predijo su fracaso en taquilla, como así fue. Medalla roja al valor fue retocado por el estudio mientras Huston estaba en África, pero esos retoques no lo salvaron de la indiferencia de público.

En el terreno de lo personal el comienzo de los 50 fueron años problemáticos para Huston. Aparte de tener que asistir al desmoronamiento de personas, estudios, amigos y compañeros de trabajo durante la infame 'Caza de brujas', el director afrontó el mencionado divorcio y, sobretodo, perdió a su gran amigo y padre Walter Huston, quien enfermó durante la fiesta de su sexagésimo cumpleaños para fallecer pocas horas después. Sin duda fue una de las pérdidas personales más duras de las que sufriera el director durante su vida.




Quizás no por casualidad antes del estreno de Medalla roja al valor Huston decididera partir hacia el continente africano para buscar localizaciones de su próximo film, La reina de África. Tras la preproducción el equipo se trasladó a África para comenzar el rodaje. Allí estaban Katherine Hepburn, Bogart, Sam Spiegel, y el joven Peter Viertel, quien reflejó las ansias cazadoras de Huston en África en el ya mencionado libro White Hunter Black Heart. Por supuesto un rodaje tan ambicioso no fue fácil, y aparte de problemas técnicos Huston tuvo que lidiar con las continuas bajas provocadas por las enfermedades, los mosquitos, las hormigas, las reproducciones del barco usado en el film y el divismo de la Hepburn, quien no hacía más que protestar por todo mientras esperaba tener los mismos lujos que si estuviera rodando en Europa. Sin embargo poco a poco Huston y Katherine fueron arreglando sus diferencias y al final del rodaje acabaron siendo grandes amigos. La actriz incluso llegó a acompañar a Huston en sus cacerías, tras su primera actitud desaprobatoria, demostrando además que los tenía mejor puestos que el director.

Tras acabar el rodaje un Huston sumido en muchas deudas y cuya relación con Spiegel continuaba deteriorándose decidió hacer uso de cierta cláusula en su contrato y rodar un film para una productora ajena a la Horizon. El proyecto en cuestión sería una adaptación de la biografía novelizada de Pierre La Mure Moulin Rouge, que relataba la atormentada vida del pintor Tolouse-Lautrec. Para trabajar en el guión Huston llamó al guionista Tony Veiller, a quien admiraba profundamente y con quien había colaborado escribiendo el guión de Forajidos. Una vez aprobado el guión definitivo Huston viajó a París junto a su protagonista José Ferrer y el resto del equipo para iniciar un rodaje no exento de anécdotas que tuvieron principalmente como protagonista el legendario orgullo y chovinismo franceses. Con todo Moulin Rouge, sin llegar a ser un gran éxito, supuso todo un éxito artístico, y uno de los trabajos de fotografía más espléndidos de la carrera del director.




Para cuando se estrenó La reina de África Huston había decidido, aconsejado por un amigo, abandonar la Horizon Pictures. El mismo Huston calificó la decisión como la peor de su vida. La reina de África se convirtió en el film más taquillero que jamás rodaría el director, por lo que, aparte de su sueldo, Huston nunca llegó a ver un dólar del éxito del film.

Por esa época Huston recibió una invitación de Lady Oonagh Oranmore, una de las herederas de la fortuna Guinness, para pasar una temporada en su palacete de la campiña irlandesa. No es de extrañar que el director, con sangre irlandesa en las venas, se enamorara de Irlanda, a la que seguiría viajando siempre que podía, hasta que finalmente se compró allí una residencia. Fue durante su estancia con la dama cuando un amigo periodista, Claud Clockburn, le dejó en la mesilla de noche una novela que había escrito bajo pseudónimo. La novela entusiasmó al director, y fue así como nació la comedia de aventuras La burla del diablo, que a la postre sería la última colaboración entre Huston y su amigo Humphrey Bogart.

El director siguió demostrando que la década de los 50 le sentaba bien con estupendos films como Moby Dick o Sólo Dios lo sabe, pero quedó muy insatisfecho de El bárbaro y la geisha, un biopic que aceptó dirigir por la oportunidad de visitar Japón. Tras trabajar con un destrozado Errol Flynn en Las raíces del cielo Huston acabó la década con un buen western, Los que no perdonan, del cual el director siempre renegó por diversas razones.

Se podría decir que 1960 significó el fin de la mejor etapa de John Huston, que se había iniciado dos décadas antes con El halcón maltés. A partir de entonces su carrera se tornó más irregular, lo cual no fue óbice para que el director siguiera regalando al mundo films magistrales.

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