ZEPPELIN ROCK: Crítica de LA BURLA DEL DIABLO (John Huston, 1953): Reseña

martes, 18 de febrero de 2020

Crítica de LA BURLA DEL DIABLO (John Huston, 1953): Reseña


por Möbius el Crononauta



Es lo que contaba John Huston. Durante una estancia suya en Irlanda, como invitado de una heredera de la riqueza de los Guinness, alguien dejó sobre su mesilla de noche una novela titulada Beat The Devil. Este lo leyó y le gustó. Tanto que convenció a Humphrey Bogart para que se hiciera con los derechos. Fue el propio autor del libro, Claud Cokburn, quien bajo seudónimo había escrito la novela, y se la había dejado en aquella mesilla. Sin embargo llegado el momento Huston no tenía demasiado interés en rodar el film, pero su amigo Bogart le recordó que había comprado los derechos para algo. Así que tras ajustar su calendario mientras rodaba Moulin Rouge, un equipo de rodaje se trasladó a Italia para rodar La burla del diablo.




En realidad, Huston, con la ayuda del por entonces camarógrafo Jack Cleyton, trató de ocultar a la productora que el guión no estaba acabado. Sus colegas Peter Viertel y Anthony Veiller habían escrito un guión a partir de la novela que no había gustado a Bogart, con lo que se comenzó el rodaje con un guión que podía cambiar en cualquier momento. Para mejorarlo Bogart y Huston trajeron a Ravello, el lugar del rodaje, a Truman Capote, quien aun no había escrito sus novelas más famosas.

Un accidente automovilístico había dejado a Bogart con la mandíbula magullada y sin varios dientes, con lo que hubo un obligado parón en el rodaje mientras se esperaba a que llegara de Roma una dentadura nueva para el actor. Durante esa semana Capote, Bogart y Huston trabajaron en el guión a destajo, e incluso si Capote tenía que ir al hospital por culpa de una muela del juicio, a Huston le seguían llegando nuevas páginas desde el hospital.




Si al trío de ases mencionado añadimos que otro viejo amigo, Peter Lorre, también participaba en el film, es fácil deducir en lo que se convirtió el rodaje: en una continua partida de póker regada con alcohol. Las doce de la mañana se convirtió en una hora habitual para comenzar a rodar, tras las largas noches de juerga que se marcaban Huston, Bogart, Capote y Lorre. Al mismo tiempo Huston trataba de evitar a David Selznick, que de vez en cuando visitaba el rodaje y, como era su costumbre, inundaba al director de turno con memorándums. El único motivo para eso era que la esposa de Selznick, Jennifer Jones, participaba en el rodaje, pero eso no paró al legendario productor, que como siempre hacía, trató de soplarle en la nuca a Huston tanto como pudo.




La burla del diablo no es un mal film; mezcla aventuras y comedia, pero no parece que llegue a arrancar del todo ni como comedia ni como suspense, a pesar de algunas buenas escenas y unos buenos diálogos. Seguramente lo mejor de la película sean sus actores, desde Bogey, el inquietante Lorre o estupendos secundarios como Robert Morley, hasta una bella y competente Gina Lollobrigida, cuyo apellido Bogart nunca llegó a aprender bien, llamándola de mil maneras, como por ejemplo "lolofrígida". Aunque quien más destaca es una Jennifer Jones con peluca rubia, que ofrece una actuación impecable para el que sea seguramente el mejor papel de todo el reparto. Y sus ejercicios gimnásticos son ciertamente bombásticos. Por último un crepuscular Bogart retoma con acierto el tipo de personaje que le hizo famoso, rememorando la ironía de Sam Spade y el estilo de diálogo de Rick Blaine.




La burla del diablo se me antoja como un correcto film que podría haber dado más de sí, pero que parece quedarse a medias, salvo por las interpretaciones del reparto. De todas formas con un reparto tan potente y semejante director tras la cámara, no me hagan demasiado caso y denle una oportunidad a la película, y decidan por ustedes mismos.

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