ZEPPELIN ROCK: BLACK PISTOL FIRE - Hush or Howl (2014): Crítica review

sábado, 11 de abril de 2020

BLACK PISTOL FIRE - Hush or Howl (2014): Crítica review


por Rockología (@RockologiaTwit)
del blog Rockologia




Este grupo llamado Black Pistol Fire jugaba por el año 2014 en la liga de los grupos minimalistas del rock tabernario, donde anida la música de The White Stripes, los primeros The Black Keys o Radio Moscow: guitarra y batería y voz rellenando el espacio con riffs inspirados, solos fogosos (aunque casi siempre demasiado breves), algunos estribillos pegadizos y mucho, mucho ritmo y más saturación y más reverb.




Kevin McKeown lleva en este disco las cuerdas, y la voz, mientras que Eric Owen golpea con fuerza y estilo todo lo aporreable. Juntos rellenan los huecos de cada bite, de cada surco, con toneladas de buen gusto bañado en blues y hard rock de la antigua escuela.

Dimestore Heartthrob contiene todos estos elementos de manera eficaz: una guitarra con fraseo reconocible, un pequeño arreglo rítmico, la voz siguiendo la melodía, un par de guitarrazos más y el estribillo… y un tema breve para cabezas nerviosas (si en directo alargan ese solo final y le dan caña puede ser un momentazo). Como la inicial Alabama cold cock o Hipster shakes, una de mis preferidas.




Baby ruthless juega con el ritmo, se deja querer mientras tus pies se mueven, con Owen fantástico, igual que en Run rabbit run, donde además se mezcla un genial fraseo de McKeown, otro gran momento. En Honeydipper se arriman más que nunca a The White Stripes mientras que en Blue Eye Commotion se arriman a Rival Sons, sobre todo por la forma de cantar y los cambios en la guitarra. Otro gran momento del álbum lo escuchamos en Hush, otro gran trabajo de blues hard rock de estos dos bichos, clasicazo a poco que lo dejes sonar en tu equipo.

Hay tiempo para desenchufarse. El bluegrass se cuela en el fondo de You turn to cry, con una de las mejores interpretaciones vocales de Kevin McKeown y una balada simpática con armónica para pedirle a la chica que “engrase mis ruedas” (Grease my wheels).

Nada originales, ni creo que lo pretendan, en poco más de treinta minutos te harán pasar un buen rato. Una pasada de álbum. Y siguen dándole...

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