No hay dos sin tres, dicen, y Aferglow es el tercer trabajo de Black Country Communion, ese supergrupo formado en 2009 (A.M.R.G.) por Glenn Hughes (vocalista y bajo, ex Deep Purple), Jose Bonamassa (guitarra), Jason Bonham (batería; ex Foreigner) y Derek Sherinian (teclados; ex Dream Thater). Sí, es el tercero, pero quizá no haya un cuarto. Las desavenencias entre el bluesman Bonamassa y esa voz del rock llamada Hughes se han dejado notar en estas últimas semanas, lo que no pronostica nada bueno para la banda, la superbanda diría yo. Demasiados compromisos personales, mucho trabajo y una dedicación no exclusiva al trabajo del grupo pueden ser el detonante de una separación que desde luego no deseamos.
Más aún, el disco parecía estar destinado a ser una publicación de propio Hughes (hacedor de la mayor parte de este trabajo) y su presencia se hace omnipresente en él, es evidente, más que en los anteriores (leer crítica del 2). Afterglow podría ser el canto de cisne de este BCC que tan buenos ratos nos ha hecho pasar. Ese título crepuscular del álbum puede ser premonitorio. Veremos.
En este tercer trabajo, se nota, como digo, un mayor peso de Hughes y esa tendencia blues que impuso Bonamassa en algunos temas de los dos anteriores ha perdido protagonismo, sin por ello dejar de imponer su presencia en momentos delicados. Lo agradecemos en esta casa. Es, en todo caso, un disco generoso, en el que a Hughes (diríamos) no le duelen prendas en dar protagonismo, y por igual, a todos los instrumentos, siempre en una línea coral y bien orquestada.
Se ha impuesto la potencia, ya digo, pero también una mayor presencia de teclados y batería, según puede apreciarse ya desde la primera canción, "Big Train" en la que destacan esas sacudidas de bombos, brutales, por parte de Bonham. Más aún, se preludia ya un disco muy de casa Hughes, muy setentero en sus punteos y ritmos. Y esa prodigiosa voz de Glenn llenándolo todo con excesos guturales que desde aquí agradecemos. La percusión, al final, se impone como lo hizo en el preludio de un gran tema como este. La siguiente, "This is Your Time" tiene un ritmo muy propio de la banda (los que la hemos seguido no tardamos en reconocerlo) y no deja de ser un guiño (nuevamente) a los 70 en los que vemos perfectamente encuadrado este tema, que bebe en Purple, en Sabbath y en los Zep muy directamente.
"Midnight Sun" comienza muy ACDC, pero, curiosamente, recordando mucho también riffs auténticamente Van Halen. Esta canción me tiene ganado. Y nada que envidiar a Keith Moon por parte de Bonham en esos último compases. Por no hablar de la guitarra de Bonamassa que suena angelical y contundente. Una fusión que hace participar a todos los instrumentos dándoles a cada uno un papel principal en cada pasaje por los que transita este enorme corte (fijaos en esos teclados emuladores del gran Lord). De la voz, nada que añadir a lo ya dicho.
La contundencia torrencial con que comienza "Confessor" es de órdago; un auténtico cañonazo que te vuela la cabeza. Un riff poderoso, el Hammond haciéndose notar (toques púrpuras) y la canción haciéndose mayor a golpe de punteos, de percusión y a todo pulmón por parte de GH. ¿Es que no pasan los años por Gleen? En "Cry Freedom" los esfuerzos de Hughes y Bonamassa se aúnan en las voces y los toques más blues a lo Bonamassa, que lo clava con el slide, dejan su impronta oportunamente. Rock-blues arrollador muy de la casa Joe. ¿Gustan?
"Afterglow" es la canción que da título al disco. Hughes demuestra que también puede adoptar un tono suave y enternecedor, que ese registro también lo tiene controlado. Pasa por momentos Zep (y Satriani en los punteos); es la canción total del disco, progresiva, una auténtica joya aquí engastada. ¿La mejor? No sé, pero atesora un buen conjunto de melodías (a veces me parece estar escuchando a Kravitz) y cambios de ritmo. Y cada instrumento vuelve a tener su momento de gloria. La lentitud, las tonalidades dulces y apagadas imponen un merecido relax.
Pero con "Dandelion" volvemos a las andadas. Despertad, hermanos, parece decirnos Hughes, que la fiesta continúa. Del suave canturreo, como en la anterior, se pasa a los gritos desgarrados del vocalista. Solos abrasivos de Bonamassa echan más leña al fuego. Con "The Circle" suben incluso los quilates y se afianza la indiscutible calidad de este redondo. Sí, algo del "No Quarter" zeppeliano se intuye en sus cimientos. Una tranquila y despaciosa atmósfera blusera, calmosa, se apodera de nuestro sentir, del espacio, que se vuelve algo onírico. ¿Os he dicho ya que me encandila este temazo? Magnífico Glenn (¿o esto ya lo he dicho antes?). Un tema lleno de sutileza, de elegante progresión. Muy recomendable.
En "Common Man" se imponen una vez más los solos de Derek, de Joe (buenísimo) y de Jason. Soul funk y clara canción de agradecida transición (que no de relleno). "The Giver" trae recuerdos Purple (época Hughes, III) y Genesis. Vaga suave, pero con los contrastes habituales cuando Glenn es quien está a los mandos y dirigiendo la nave. Es incontenible (se ve que "no lo puede evitar"). Y de nuevo punteos de 5 estrellas. Y llegamos a "Crawl", el corte con que se cierra el disco. Una canción que resume todo lo anteriormente descrito: vueltas y revueltas, recovecos, hard, blues, funk, altibajos y progresión, todo muy bien trabado, y con un riff gloriosamente Sabbath, oscuro, con interferencias Rainbow y otros ingredientes que enriquecen sanamente este broche de oro (enorme, amigos) con que se concluye, para nuestro desconsuelo, un gran trabajo. Enhorabuena.
¡Qué lástima que pueda ser el fin de una breve, pero brutal y magnífica carrera! Desde este humilde rincón, espero que llegue algo del aliento que deseamos darle con todas nuestras ciberrnéticas fuerzas a estos grandes entre los grandes para que sigan trabajando en buena armonía y dejándonos trabajos tan memorables y entrañables como el presente. Amén.
ÁCS
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