ZEPPELIN ROCK: RORY GALLAGHER - Irish Tour '74 (1974): CRÍTICA Review

martes, 7 de febrero de 2023

RORY GALLAGHER - Irish Tour '74 (1974): CRÍTICA Review

 

por JLBM


Transcurría el mes de enero de 1974. Rory Gallagher volvía a su Irlanda natal con su banda tras dos interminables años de gira para ofrecer una serie de conciertos. Aquel retorno coincidía, además, con uno de los momentos más delicados del conflicto armado en el Ulster, con el IRA atentando incluso en los eventos musicales, con muchas bandas suspendiendo actuaciones. Gallagher, sin embargo, continuó con lo pactado y no canceló, grabando en el Ulster Hall de Belfast, en el Carlton Cinema de Dublín y en el City Hall de Cork, y utilizando el material allí obtenido para un doble directo que se llamaría Irish Tour '74, uno de los mejores de la historia del rock, publicado en Julio de ese mismo año y producido por el propio Gallagher.



A pesar de sus 25 años, Gallagher llegaba a 1974 con una sólida carrera a sus espaldas. Tras la disolución de Taste en 1970, después de su actuación en el Festival de la Isla de Wight, Rory publicaba Rory Gallagher en 1971, álbum en el que ya se incorporaba el bajista Gerry McAvoy, el tipo que le había levantado el puesto a Noel Redding, las cuatro cuerdas de la Jimi Hendrix Experience. Ese mismo año se lanza Deuce, el primero de los intentos de Gallagher de capturar la energía del directo en el estudio de grabación. Ese amor por el vivo quedaba representado en el Live In Europe de 1972, trabajo que a pesar de su condición de directo contó con temas nuevos.



Ya en 1973, sale Blueprint, un álbum en el que Gallagher añade un teclista al trío, Lou Martin, y en el que Rod de'Ath se hacía cargo de la batería. Ese mismo año se editaba Tattoo brutal artefacto que mostraba todas las influencias de Gallagher, desde el blues hasta el country pasando por el folk y el jazz, y que ofrecía una gran variedad instrumental en base a perfiles acústicos y eléctricos, y al uso de la slide guitar o de la mandolina. 

Con esos credenciales se presentaban Gallagher y su banda ante su público en enero de 1974. Los cuatro miembros del grupo ya habían grabado juntos dos álbumes, y compartieron dos años de giras agotadoras, así que llegaron a su casa con una inmensa confianza en sus posibilidades como músicos y en las de sus compañeros, algo que iba a quedar patente a lo largo de los diez temas que forman el doble directo.



Evidentemente, Gallagher es el jefe, y su batuta maneja los derroteros de cada corte del disco, pero esa confianza en sus habilidades y en las de sus compañeros, permite al resto de la banda brillar con luz propia merced a unos elevados niveles de improvisación. Tanto el teclado de Lou Martin como la batería de Rod de'Ath o el bajo de Gerry McAvoy tienen su momento de lucimiento en un álbum el que la producción de Rory Gallagher lo permite conscientemente.

Por supuesto, el verdadero protagonista de Irish Tour '74 es Rory Gallagher, y la grabación captura la esencia de uno de los mejores, y más infravalorados, guitarristas de todos los tiempos. Rory está además en plena forma, y este directo es prueba concluyente de su talento y habilidad como guitarrista, voz y líder de una banda llena de energía y con enormes ganas de disfrutar haciendo lo que mejor saben hacer. Una asombrosa manera de tocar su instrumento, llena de sensibilidad controlada e increíble técnica, siempre con el tono adecuado.

A Gallagher nunca le gustó el estudio de grabación, y pensaba que solo los directos le proporcionaban la energía que su música necesitaba. Su banda pensaba igual, y eso se traduce en la enorme conexión que había entre Gallagher y sus músicos con el público. Una mágica interacción fielmente recogida en Irish Tour '74 mediante la que el guitarrista es elevado al máximo de su potencial por una audiencia absolutamente entregada.

Irish Tour '74 es una inmensa colección de composiciones propias y algunos de los mejores covers que jamás se han hecho. Desde el tradicional blues acústico hasta el enérgico hard rock en un álbum enorme, y eso que algunas de las mejores composiciones de su carrera estaban aún por venir.



El sonido de Rory Gallagher poniendo a  punto su guitarra antes de "Cradle Rock", el tema que abre este Irish Tour '74, crea sin duda una atmósfera más que propicia para el resto del álbum. La brutal energía del inicio deja paso al blues clásico fuertemente influido por B. B. King de "I Wonder Who", la fantástica revisión del tema de Muddy Waters.

Después "Tattoo'd Lady", el mítico tema del Tattoo de 1973, se llena de potencia y hard rock y se convierte en uno de los mejores cortes del álbum, antes de "Too Much Alcohol", tema de J. B. Hutto, el amo de la slide guitar, que Gallagher consigue hacer suyo por completo, obteniendo esa magia tan difícil de lograr con un público que sigue a su ídolo entre el 91 y el 100.

El "As The Crow Flies", un tema de Tony Joe White, el tipo que compuso el "Polk Salad Annie", se transforma de manos del guitarrista en un brutal corte acústico tras el que asoman los diez impresionantes minutos de "A Million Miles Away", el introspectivo tema del Tattoo que probablemente mejor represente a Gallagher y que en el Irish Tour '74 tritura por completo la versión original del estudio.

La bestialidad improvisativa de "Walk On Hot Coals", el tema que abría el Blueprint de 1973, desemboca en "Who's That Coming", el tema en el que la adrenalina de todos los allí presentes se siente a medida que la música acelera buscando un auténtico y dinámico sonido, con cada miembro de la banda arrancándose el corazón y Gallagher superándose a si mismo con la slide guitar.

Desgraciadamente, Irish Tour '74 llega a su fin con "Back On My Stompin' Ground (After Hours)", tema sacado de una jam session en el Lane Mobile Unit durante la gira, y con "Maritime" o el "Just A Little Bit", del bluesman de Memphis Rosco Gordon, según sea la versión que se posea del doble directo.

A finales de la década de los 60 y a comienzos de la de los 70 surgieron las figuras mitológicas de los dioses de la guitarra, tipos que delante de una inmensa pila de amplificadores y protegidos por un volumen brutal elevaron sus egos al máximo. Gallagher sin embargo redujo su equipo al mínimo imprescindible, y armado con su vieja y modificada Fender Stratocaster Sunburst, y haciendo gala de una encomiable humildad, siempre puso al público en el primer lugar. Irish Tour '74 no es solo uno de sus mejores trabajos, es además un directo imprescindible y una auténtica obra maestra.

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