Aunque es verdad que cada nuevo álbum de Obituary no pretende exactamente reinventar absolutamente nada (no hay necesidad tampoco), lo es también que sus discos siempre los acogemos gustosamente, porque aunque la fórmula esté archiprobada, los hermanos Tardy saben de esto y se las siguen ingeniando para entregar conjuntos frescos que cumplen sobradamente. Con Dying of everything regresan tras seis años de silencio y se hacen querer mediante un death por lo general cargado al medio tiempo y un sonido que continúa gozando de fuerza e identidad.
Habrá en el disco espacio para canciones veloces y afiladas, como 'Barely alive' o 'Dying of everything', dos que van directas al hueso, sin embargo, por lo general los apuntarán a tiempos más lentos y pesados, donde la batería de Donald Tardy está muy presente en el constante machaque. Me refiero a cosas como 'The wrong time' (un temón incontestable), las sólida pasada por 'Without a consecuence' + 'War' o yendo hacia paisajes más densos en 'My will to live' (genial lo que hacen en los dos minutos finales de esta enlazando guturales y solos mientras se repite el riff principal). El resto será más de lo mismo, cosas genéricas a más no poder ('Weaponize the hate') pero lo dicho: que la fórmula es suya, lo saben y la manejan a antojo.
Tal como lo titulaba en aquel regreso de 2005, Obituary parecen congelados en el tiempo. Podrán acelerar o ralentizar según la ocasión, pero vienen entregando más o menos el mismo disco desde hace quince años. El punto es que no hay quejas al respecto, que el asunto sigue funcionando de maravillas para una banda que, haga lo que haga, tendrá su nombre escrito con letras doradas en la historia del metal.
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