ZEPPELIN ROCK: AMON AMARTH - The Great Heathen Army (2022): CRÍTICA Review

lunes, 3 de octubre de 2022

AMON AMARTH - The Great Heathen Army (2022): CRÍTICA Review

 

Por Esteban Martínez (@EMartineC)



La cosa es sabida: No es novedad lo estancados que vienen Amon Amarth desde hace al menos una década. Lo vengo expresando después de cada lanzamiento post Surtur rising (2011), el último buen álbum que fueron capaces de publicar los suecos. En ese sentido, The great heathen army no viene a ser excepción a la regla para una agrupación que luce acomodada en su fórmula, independiente de lo mediocres que lleguen a sonar sus álbumes. Acá, por tanto, los oímos nuevamente en un conjunto facilón que no sabe explotar el talento instrumental que poseen (que lo tienen), con canciones sencillas (muy bien producidas, eso si), que pretenden ser efectivas pero no apuntan a llegar más allá del momento. En simple: un disco para salir de gira y no mucho más.



Tampoco es que el asunto sea un desastre, que cosas como 'Get in the ring' o 'The great heathen army' (la canción) funcionan gracias a ese machaque constante en batería y poderosas guitarra. Sin embargo, entrando en 'Heidrun', el asunto comienza a flaquear entre medios tiempos insulsos y obvios, algo que tampoco mejora cuando la banda recurre a la fórmula con descaro en 'Oden owns you all' o 'Find a way or make one', que son "la misma canción de siempre" solo que en 0.5x. Y del resto, ni hablar, monótono y predecible, a excepción solamente de 'Saxons and vikings', que algo suma (al menos en novedad) con la presencia de Biff Byford en estrofas y coros.



Hay algo que no te puede pasar en la vida: perder la pasión. La inspiración puede fallar, la técnica también, pero vivir sin pasión denota una pérdida muchas veces insalvable. Y demasiado jóvenes parecen ser Amon amarth como para entregar álbumes tan obvios e intrascendentes como The great heathen army, pero tal parece la banda asume el costo con tal de continuar con vida, como han hecho tantos otros. Y bueno, que de algo hay que vivir, pero a estas alturas uno comienza a cuestionarse si tiene sentido seguir escuchando sus discos y/o escribiendo al respecto. 

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