ZEPPELIN ROCK: CRÍTICA de la película EL RITO (Mikael Håfström, 2011): Reseña

viernes, 22 de octubre de 2021

CRÍTICA de la película EL RITO (Mikael Håfström, 2011): Reseña

 


by King Piltrafilla (@KingPiltrafilla)



Abordé el visionado de El rito con un escepticismo que parte de cierto hartazgo del tema de los exorcismos. Sin embargo –aunque luego había leído críticas de lo más negativo- a mí me gustó bastante. Basada en una novela inspirada a su vez en hechos reales –un epíteto que permite colocar en las pantallas argumentos totalmente ficticios con una pátina de supuesta verosimilitud-, El rito nos cuenta la historia de Michael Kovak, un joven descreído que ha vivido siempre rodeado de los muertos del negocio funerario de su padre y que ingresa en un seminario a quien su mentor envía a Roma a estudiar para exorcista después de que el chico le exprese su ausencia de fe y su determinación a abandonar la carrera sacerdotal. En Roma conocerá al padre Lucas, un maduro exorcista que introducirá a Michael en un mundo ante el que al principio este se mostrará escéptico pero en el que poco a poco se verá rodeado de energías malignas que –en medio de alucinaciones- le harán cuestionarse sus creencias, o falta de ellas en realidad.




Lo dicho, amiguitos, que la mayoría de las críticas que he leído –por suerte, después de haber disfrutado la cinta- han puesto a caer de un burro al guion, la realización, la fotografía, la música y los actores de El rito. Sin embargo, coincido con algunas pocas en las que el ánimo de los críticos no ha sido tan desmesuradamente destructivo. A ver, es cierto que no se trata del peliculón definitivo que dará carpetazo –que ya va siendo hora- a las cintas de exorcismos, pero el resultado me ha parecido más que aceptable. La historia es poco original, pero se aborda desde una vertiente que se aparta un poco de las premisas de este tipo de películas, la fotografía es oscura –como corresponde al tema- pero resulta efectiva, la interpretación de los actores tampoco es para tirar cohetes, si obviamos la de Sir Hannibal –perdón- Anthony Hopkins, que en mi modesta opinión de lego en la materia me ha parecido buenísima, sabiendo transmitir cierta complejidad. Los efectos visuales también son escasos, pero quizás sea ese el acierto, el no convertirse en fuegos de artificio digitales a los que hubiésemos criticado por intentar enmascarar una película acusada de mediocre. En fin, dejaos de profesionales y haced caso a los frikis como yo, espectadores de a pie que no se fijan en sesudos aspectos técnicos y sí en si la película distrae o no. Y a mí me ha distraído mucho. Para terminar os diré que la he visto de noche y con todas las luces apagadas –la mejor manera de asistir a las posesiones demoníacas- y que cuando acaba, la música que acompaña los títulos de crédito finales es de lo más acertado. Claro que solo es mi opinión.

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