Apocalipsis
UNA dominación surge de improviso, se acerca a un loro y le pregunta la hora. El loro reza una plegaria vuelto de espaldas. El aire entonces se encabrita en las almenas y un catequista atraviesa la plaza presuroso con un libro de horas en la mano. Llueve levemente. La dominación abre su manto negro y, haciendo una cabriola en el aire, ensaya un doble tirabuzón perfecto. Ésa es la señal de que todo, por fin, ha terminado. Y el aleph engulle el tiempo.
©Ángel Carrasco Sotos
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Hola, Ángel.
ResponderEliminarSi el Apocalipsis es así espero no estar cerca para verlo, aunque lo del loro tiene su gracia. y lo del tirabuzón perfecto me recuerda a ese programa de saltos en trampolín... Tienes una gran imaginación, locatis.
PD: No sé lo que es un libro de horas...
Besos, majísimo.