Hace unos días realicé una pequeña crítica de la película The Artist y eso me hizo acordarme de un viejo texto en el que hablaba de mis 50 películas favoritas del cine mudo. Una relación que me ocupó un largo y agradecido tiempo. Quise que formase parte del archivo de este blog y eso he hecho. Para los que no conozcan el texto, con él os dejo. Id de inmediato a ver las pelis y rellenar algún hueco. Eso es lo que importa. Con estas 50 (y alguna) ya os digo que uno adquiere una base fundamental de esta etapa demasiado olvidada del cine: sus orígenes, 40 años que nos dejaron algunas obras maestras.
-------------------
Uno se acerca al cine mudo con desconfianza. Se trata de un cine obsoleto, viejo, que se entiende superado. Una reliquia o, peor, un vestigio, una antigualla. En realidad, es otra vertiente (la primera de hecho) de ese nuevo arte que surgió con la filmación de imágenes en movimiento, en el que, desde prácticamente sus inicios como género de ficción, podemos encontrar verdaderas joyas, tesoros que hemos querido rescatar para el iniciado en él, haciendo una lista de 50 películas que quien esto escribe ha entendido como las mejores o, al menos, como las imprescindibles, después del visionado selecto de lo que los cinéfilos y críticos han entendido como obras fundamentales, notables, de este arte.
Uno también tiene sus preferencias, sus gustos, claro, y, más allá de aspectos técnicos, que solo los entendidos sabrán apreciar, y aun sin desdeñarlos, ha elegido las que más me hicieron reír, o reflexionar, o me parecieron de una belleza estética singular, o creí esenciales por las novedades introducidas (más allá de mis gustos, más allá de que hoy en día algunas de estas obras fundamentales puedan tener un excesivo metraje o no se sustenten si aplicamos los parámetros en los que suele amapararse el cine moderno). Y sin haber visionado ni mucho menos toda la producción que resultó del buen hacer de los grandes directores y actores de esta época, creo que estas 50 elegidas servirán de acicate para que el lector pueda acercarse a otras películas de tal o cual tendencia, de tal o cual director. Despertar el gusto por este cine es lo único a lo que aspira esta lista.
Uno también tiene sus preferencias, sus gustos, claro, y, más allá de aspectos técnicos, que solo los entendidos sabrán apreciar, y aun sin desdeñarlos, ha elegido las que más me hicieron reír, o reflexionar, o me parecieron de una belleza estética singular, o creí esenciales por las novedades introducidas (más allá de mis gustos, más allá de que hoy en día algunas de estas obras fundamentales puedan tener un excesivo metraje o no se sustenten si aplicamos los parámetros en los que suele amapararse el cine moderno). Y sin haber visionado ni mucho menos toda la producción que resultó del buen hacer de los grandes directores y actores de esta época, creo que estas 50 elegidas servirán de acicate para que el lector pueda acercarse a otras películas de tal o cual tendencia, de tal o cual director. Despertar el gusto por este cine es lo único a lo que aspira esta lista.
Dejó escrito Ramón Gómez de la Serna en una de sus greguerías más ingeniosas que, con la invención del cine, las fotografías comenzaron a moverse y cobrar vida. ¡Qué gran apreciación!, porque si algún tipo de cine responde a esta definición ese es el cine mudo (quizá el único que él conocía cuando la escribió). Con el cine mudo comenzó todo, y desde las primeras grabaciones, allá por 1888, hasta que El cantante de jazz (1927) iniciase la nueva andadura del cine sonoro, el cinematógrafo transcurrió por una época llamada silente (en realidad las proyecciones eran acompañadas de música de orquesta o con un simple piano) que sentó las bases de lo que vendría con posterioridad. Con el cine sonoro llegó la incorporación de la voz de los personajes, y eso supuso una disminución de la sobreactuación necesaria para que el espectador pudiese seguir la historia, pues apenas algunos subtítulos (breves en muchas ocasiones) servían hasta entonces para anclar las imágenes y aclarar determinadas situaciones. Fue todo un hallazgo que abría nuevas puertas, pero también una mutilación que ocasionó o significó que, justo cuando el cine mudo estaba dando obras de una sublimidad reconocida, tuviese que adaptarse a esa novedosa e innovadora circunstancia (por motivos comerciales en parte). No deja de ser sintomático que, para mí, la mejor película del cine mudo, Tiempos modernos, se produjese ya en 1936, es decir, cuando el sonoro ya llevaba casi 10 años ofreciendo sus frutos iniciáticos.
Hoy en día, si difícil es ver por televisión la proyección de una película en blanco y negro, más complicado aún es poder disfrutar de una película, además, muda. Como si antes del color, o antes del sonoro, nada hubiese pasado, el cine “antiguo” se ha desterrado a las filmotecas, penumbroso refugio al que se supone que solo acuden personas de traje gris, algo taciturnas o anacrónicas, los ratones de biblioteca del cine. Por suerte (o por desgracia), aún existen determinados canales de pago que dedican todo su tiempo a la emisión de cine clásico, que es donde mejor podemos encuadrar al cine mudo. Con él fue diseñándose paso a paso lo que se ha dado en llamar “lenguaje cinematográfico”. Si la fotografía en blanco y negro (mudas por necesidad) nos ha dejado auténticas maravillas, lo mismo sucedió con el cine mudo de la infancia del cine. Así que hay que acercarse a él ligero de equipaje, sin la ofuscación, la ceguera y la injusticia que ocasionan los juicios preconcebidos, que han de quedar hacinados en el desván.
El cine mudo, para los que son de mi edad, solo existía como “cine cómico”, caracterizado por esos golpes y patadas en el trasero a señores gordos muy serios y con bigote, o por esas persecuciones que nunca acababan y en las que el policía casi siempre era burlado… Era un cine algo sainetesco, pero que ha dejado grandísimas obras protagonizadas por Chaplin (el más grande), Buster Keaton o Harold Lloyd. Pero, más allá de este cine, existieron otras corrientes entre las que sobresalió en calidad, a mi entender, la expresionista, aunque también la impresionista, la social combativa o la surrealista dieron grandes frutos. En realidad, todas bebieron de todas en continua transfusión, y en algunas de ellas observamos un eclecticismo de rara belleza.
Pero sobre el cine mudo ya existen grandes libros e incluso entradas en Internet que podrán servirnos para ilustrarnos y profundizar sobre el tema. Yo me presento como aficionado a este cine, y no me cansaré nunca de reivindicarlo. El cine mudo hay que verlo con la perspectiva histórica y cultural que precisa. Saber situarlo en su contexto, ir observando cómo evoluciona desde finales del siglo XIX, comprobar luego cuánto influirá en las películas sonoras posteriores y en algunos directores o tendencias concretas, nos ayudará a valorarlo, a quererlo y a saber apreciarlo o al menos hacerlo con equidad.
Solo por ver rostros como los de Lilian Gish (en Lirios rotos o en El viento) o de Janet Gaynor (en Amanecer o El séptimo cielo) o ¡cómo no! la de Renée Jeanne Falconeti en La pasión de Juana de Arco, vale la pena darle un repaso a este cine, solo por ver los planos y perspectivas que los rusos subrayan (Tierra, Octubre, El hombre con la cámara…), solo por contemplar la estética de la escenografía en Nosferatu, El gabinete del doctor Caligari, El gólem o Los Nibelungos, solo por el vestuario y la ambientación, la recreación histórica en Intolerancia o Napoleón, solo por los efectos especiales en El ladrón de Bagdad, Metrópolis o La carreta fantasma, solo por todo (permitidme el oxímoron) es fundamental acercarse para degustar lo mejor que dejó este cine. Degustar, valorarlo y después juzgar con criterio. Uno se harta de escuchar opiniones categóricas normalmente hijas de prejuicios o de consideraciones inoportunas o extemporáneas como “el cine mudo no me gusta”, “es de culturetas”, “está pasado”. Así que démosle una oportunidad: veamos las pelis, situémoslas en su contexto (o no), y luego demos un juicio fundado, comentémoslas y regalemos títulos a amigos amados.
Como aficionado, por tanto, presento esta lista de las 50 películas que a mí más me apasionan de las que he visto de cine mudo. Posiblemente falten algunas de las más significativas (una selección siempre supone una suerte de manifiesta deslealtad) pues quedan fuera títulos muy mencionados e imprescindibles, de modo que estas son solo aquellas en las que más atractivo he encontrado para mi particular manera de disfrutar del séptimo arte. Espero que os sirva como acicate para, una vez visionados, adentraros en otros títulos. Yo sigo en ello.
Las 50 mejores películas del cine mudo:
1) Tiempos modernos (Modern Times) (Charles Chaplin, 1936)
8) El viento (The Wind) (Victor Sjöström, 1928)
34) Los nibelungos (La muerte de Sigfrido-La venganza de Krimilda) (Die Nibelungen: Siegfried Tod- Die Nibelungen: Kriemhilds Rache)(Fritz Lang, 1924)
[Una versión de este artículo fue publicada en Rockthebestmusic].
Ángel Carrasco Sotos
Te puede interesar:
De las que citas y conozco, hay algunas inmensas sin lugar a dudas (Tiempos modernos, El acorazado Potemkin, Amanecer, Luces de ciudad, Un perro andaluz, Y el mundo marcha, Metrópolis, Doctor Mabuse, El último, El gabinete del doctor Caligari, Intolerancia y Viaje a la Luna, bufff). Saludos.
ResponderEliminarComo disfruto de tus grandes listas de cine my friend! esta esta niquelada.
ResponderEliminarUn saludo!
Ángel un articulo estupendo, se nota que eres un apasionado del cine en general y del mudo en particular, no puedo ni imaginarme la de horas que has tenido que invertir(Aunque hayas disfrutado visionandolas)en confeccionar esta lista.
ResponderEliminarTe felicito.
Un saludo.
Adeu
Johnny: Pues conoces unas cuantas. Me alegra que compartas este gusto por el mudo.
ResponderEliminarPeter: Gracias, Peter. Así da gusto.
Camagroc: Unas cuantas, pero se disfruta con gusto. Se descubren buenas cosas por ahí perdidas (¡qué lástima que lo estén!).
Gracias a todos y saludos.
Me ha encantado tu articulo sobre el cine mudo. Soy un apasionado del cine clásico y este cine tiene un gran valor sentimental para mi, ya que crecí acompañado de edte tipo de películas, especialmente las cómicas. Te invito a que te pases por mi bog de peliculas, y eches un vistazo: www.micinefiliaparticular.blogspot.com. Un saludo.
ResponderEliminarBuen articulo sobre el cine mudo. Hay muchas peliculas de las que mencionas que no he visto, asi que me las apunto :D
ResponderEliminarSaludos
Aurora
Buen sitio para incursionar en aspecto por general desconocido por la mayoría. El cine, como todo arte, es un continuo histórico; no se puede prescindir de esas obras. Saber de aquello es disfrutar mejor el cine actual, desdeñando mucha basura que ha producido.
ResponderEliminarA penas he visto un puñado de ellas -especialmente las de Chaplin, que son mis favoritas-. Increíble aporte! Pero, me parece que dejaste sin mencionar La Chute de la Maison Usher, imprescindible obre del genial Jean Epstein.
ResponderEliminarHace muchos años vi una película muda sobre un atleta, creo que en unas olimpiadas, al que todo le iba mal. No recuerdo el título y no logro encontrarla. Me encantaría volver a verla.
ResponderEliminarLa foto que acompaña a El gabinete del doctor Caligari es incorrecta, pertenece a Genuina, del mismo director pero bastante mediocre en comparación con Caligari.
ResponderEliminarGracias por el comentario. Tienes razón. Cambiada de inmediato.
Eliminar