by King Piltrafilla (@KingPiltrafilla)
El Shades of a blue orphanage –segundo larga duración de la banda después de su debut homónimo de 1971– se había editado sin demasiado apoyo por parte de Decca y había sido un pequeño fracaso en ventas, algo que tenía frustrado a Phil Lynott. Thin Lizzy habían actuado en Irlanda y Gran Bretaña, e incluso en algunos países de la Europa continental, pero sin abandonar el circuito de clubs. Así las cosas, el grupo –sin un penique y cargado de deudas– no tardó en regresar a Dublín, donde al menos se sentían más cómodos y tenían menos gastos. Porque lo cierto es que Decca no es que confiase demasiado en ellos. Phil y sus compañeros llegaron, incluso, a plantear rescindir su contrato y abandonar el sello. Pero en Decca, después de financiarles dos discos, estaban interesados en editarles un nuevo single con la esperanza de recuperar algo de la inversión realizada. Así que la banda se estableció en Londres y se puso manos a la obra. Lynott había compuesto Black boys on the corner, una especie de reivindicación de raza que quería poner sobre la mesa los prejuicios a los que un hombre negro debía enfrentarse. Lo cierto es que Lynott nunca sufrió problemas de ese tipo y al parecer se inspiró en el cine blacksploitation que en aquel momento estaba de moda. Motivaciones aparte, la verdad es que la canción no estaba nada mal y tenía unas melodías en las que –pese a ser todavía un trío– ya se atisbaba algo de lo que los Thin Lizzy en su formación futura de doble guitarra convertirían en su sonido distintivo. Más que la compañía de discos, era Phil quien confiaba en ese tema de su autoría para dar un paso más en el afianzamiento de los Lizzy en el panorama musical de la época.
Pero en estas que, una tarde en la que el grupo estaba pasando el rato en su local de ensayo –en realidad, era apenas una habitación en la parte superior de un pub de King’s Cross–, se pusieron a tocar distraídamente Whisky in the jar, una balada tradicional irlandesa del siglo XVII que conocían los tres. Y quiso el destino que en ese momento entrase por la puerta uno de sus representantes y quedase prendado por la versión y el toque personal que Bell, Downey y Lynott estaban imprimiendo a la tonada. Tanto quedó impresionado que, de común acuerdo con Phil –que no tenía otro tema compuesto para acompañar en el single a Black boys on the corner– decidieron que también la grabarían. Pero cuando el capitoste de Decca Rick Rowe escuchó los temas, ordenó que el single fuese Whisky in the jar y Black boys on the corner su cara B. Tiene que ser frustrante para un autor que busca hacerse un sitio en la historia de la música que desechen una de sus composiciones para promocionar a su banda con un tema de otro. Por eso Bell y Lynott sobre todo se enfadaron con la decisión, pensad que Phil ni tan siquiera tocó su bajo en esa canción. Sin embargo, también era cierto que si la jugada salía bien y eso les permitía darse a conocer más allá del circuito de clubs, el sacrificio podría darse como bien empleado. Así que Phil se tragó su orgullo y acataron –no les quedaba otra– la decisión de la discográfica.
Y el resto es historia. Thin Lizzy salieron de gira con Slade –con quienes Phil aprendió un montón de la manera de comportarse en escena y dar espectáculo– mientras Whisky in the jar alcanzaba el número uno en ventas en Irlanda. En Gran Bretaña tardaría unos meses más, pero igualmente llegaría a los primeros puestos de las listas, al igual que en Alemania. La banda negoció con Decca la edición de un nuevo elepé, recibió dinero fresco con el que pudo cancelar sus deudas y –pese a que el resto de su repertorio estaba más relacionado con el sonido de Black boys on the corner– se vieron obligados a tocar cada noche Whisky in the jar. Tan hartos acabaron del tema de marras que cuando Bell se marchó del grupo, Thin Lizzy sacaron la canción de su repertorio. Y a pesar de que el tema supuso el primer peldaño en el despegue de Lynott y su banda, nunca más la tocarían en directo.
Con Phil Lynott al bajo, guitarra y voces, Brian Downey a la batería y Eric
Bell a la guitarra, los temas del single fueron producidos por Nick Tauber
en los nuevos Tollington Park studios del sello. Pese a ser de 1972, la
edición que yo tengo es la alemana de 1973, con una cubierta con el mismo
diseño en la portada y en la contraportada, no sé si por error de prensaje o
para evitarse la mitad del trabajo.
Recuerdo hace unos años en Dublín, en un pub de la zona de Temple Bar
atiborrándome de pintas de Guinness y cantando las canciones de un grupo en
vivo junto al resto de parroquianos, era capaz de visualizarme a mí y a todo
el pub –y eso que no me sé la letra– cantando este himno folk que Phil y
compañía llevaron admirablemente a su terreno. Hubiese sido estratosférico.
Pero aunque ese momento no llegó, de tanto en tanto sigo poniéndome esta
canción que –pese a no haber sido escrita por ellos– será siempre para mí uno de los temazos imprescindibles de la historia de la banda.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
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