ZEPPELIN ROCK: TESTAMENT - The New Order (1988): CRÍTICA Review

sábado, 25 de mayo de 2024

TESTAMENT - The New Order (1988): CRÍTICA Review

 

por Rockología (@RockologiaTwit)
del blog Rockologia


Fue el segundo álbum de Testament y se editó el mismo año que el And Justice for All de Metallica, el South of Heaven de Slayer o el So far, so good, so what de Megadeth, esto es, en pleno auge del thrash metal (y solo un poco antes de que las ventas multiplatino estuvieran a punto de cargarse el género). Y este The new order no tiene nada que envidiar a estos tres clasicazos, ya os lo digo.



Testament comenzaron en San Francisco a grabar maquetas y a dejarse el cuello en los escenarios de la Bay Area. Alex Skolnick (otro alumno de Joe Satriani) demuestra en este trabajo que es uno de los mejores guitarristas del género: acelera cuando el tema lo requiere, tiene momentos de tensión y lentitud, machaca riffs a medias con Eric Peterson alucinantes y se marca algunos solos, intros e interludios inigualables. Junto a estos dos monstruos, en The new order se encargan de la sección rítmica el bajista Greg Christian (tremendo en Trial by fire) y el batería Louie Clemente. Y a la voz el genuino Chuck Billy, alma y letrista en la mayoría de las canciones.



Producido en Nueva York por otro genio llamado Alex Perialas, el álbum contiene diez canciones, incluyendo dos instrumentales (Hypnosis, Musical death), una versión de Aerosmith (Nobody's fault) y siete cortes compuestos por Billy, Peterson y Skolnick. Por destacar, me quedo con Trial by fire, Disciples of the watch, Into the pit o Eerie inhabitants.

La edición que yo tengo la publicó en 2011 (no la de las imágenes) la compañía Back on Black. Carpeta doble con las letras y los créditos, vinilo blanco translúcido (casi transparente), sonido espectacular. Todo muy bien acabado. La portada me encanta, esa calavera amaneciendo sobre el mundo y anunciando el "nuevo orden"; la realizó William Belson. La foto de contraportada tiene su miga también, tenebrosa como el sonido del disco.



Si no eres fan del género o solo te has acercado a alguno de los cuatro grandes o si nunca has escuchado a Testament, esta es tu puerta a una experiencia sónica bestial. Y si ya lo tienes... ¿a qué esperas para pincharlo a todo volumen? ¡Vamos!

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