ZEPPELIN ROCK: DUMPTRUCK - FOR THE COUNTRY (1987): Review

martes, 28 de mayo de 2024

DUMPTRUCK - FOR THE COUNTRY (1987): Review

 

The Hunter


Dumptruck fueron formados en Boston a principios de los 80 por dos jóvenes compositores oriundos de Connecticut, Seth Tiven y Kirk Swan. La historia de este grupo no es distinta de la de otras bandas que en esos años volverían -en una década llena de pomposa vacuidad disfrazada con hombreras- a poner en valor una forma de entender la música que echaba la vista atrás al folk y el rock de los 60 y a nombres por entonces casi olvidados como los Byrds, Big Star o The Velvet Underground.



Dumptruck -que en realidad era el proyecto de sus dos fundadores: ambos componían por separado, ocupándose de la voz y las guitarras cuando se trataba de defender su tema, relegando al bajo al otro, necesitando de esta manera tan solo un batería para registrar las canciones- teñirían su sonido además con una espesura heredera del afterpunk, convirtiéndose esta en la seña de identidad de su debut, D Is For Dumptruck (1984). Espoleados por el apoyo recibido de las radios universitarias, dos años después llega su continuación, Positively Dumptruck, pero -oh, sorpresa- las relaciones entre ambos líderes llegan a tal punto de deterioro que Kirk Swan dejará el grupo dejando a Seth Tiven en la tesitura de continuar al frente de la nave o abandonar él también el barco. La discográfica le pide un nuevo trabajo así que ficha un nuevo guitarrista y un nuevo bajista (Kevin Salem y Tom Shad, respectivamente) y junto al batería Shawn Devlin viajan a los estudios Rockfield, en Gales, para grabar bajo la batuta del productor Hugh Jones (Echo And The Bunnymen o The Damned, entre otros) su tercer y a la postre último elepé (al menos hasta su reaparición en la siguiente década). For The Country (1987) será su nombre y en él ya no queda rastro de Ian Curtis poniéndose el énfasis en la dimensión más clásica -más americana, podríamos decir- de su sonido, dando como resultado un trabajo redondo y atemporal.



Contando por primera vez en su carrera con un estudio de primera categoría las once composiciones, todas obra de Tiven, reflejan un estado de ánimo en el que no es difícil adivinar el influjo de la ruptura con su antiguo colega. Canciones como "Island", donde su autor nos pide expresamente que abandonemos dicho paraje y le dejemos solo, ese intento de desentrañar los entresijos de las relaciones humanas que responde al nombre de "Friends" o "Hung Out On A Line" y su verso de apertura ("I'm looking for solitude"), en todas late un deseo de encontrar un lugar en el mundo, de encontrarse a uno mismo, en definitiva, aunque para ello haya que renunciar a la compañía de otros seres humanos: para qué, si éstos no hacen más que dañarse los unos a los otros ("What are friends for anyway?", resuena en una de las canciones).



La combinación de acústicas y eléctricas, la aportación del músico inglés BJ Cole al pedal-steel, el sustento proporcionado por un ocasional Hammond, sumado a la pericia instrumental del nuevo guitarrista -un Kevin Salem que se destapa también ocupándose de las segundas voces- ayudan a expandir el impacto de fantásticos himnos de (nuevo) rock americano como "Wire" o "50 Miles", el country trotón teñido de jangle de "Going Nowhere", el imperecedero tema titular o la desarmante belleza acústica de "Dead Weight". No es For The Country un álbum que volase tan alto como sí lo hicieron clásicos ya indiscutibles de nuestra música caso de Murmur o The Days Of Wine And Roses; ni siquiera, y aunque es tentador hacer semejanzas con el universo de Jeff Tweedy (empezando por la misma dinámica interna del grupo, que "copiarán" casi punto por punto Uncle Tupelo) Dumptruck gozarán del culto de coetáneos como Rain Parade, pero sin duda ambos -disco y grupo- merecen su lugar en la pequeña gran historia de eso que se dio en llamar Nuevo Rock Americano.

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