ZEPPELIN ROCK: TERENCE TRENT D'ARBY - Introducing the hardline according to Terence Trent D'Arby (1987): CRÍTICA Review

jueves, 9 de mayo de 2024

TERENCE TRENT D'ARBY - Introducing the hardline according to Terence Trent D'Arby (1987): CRÍTICA Review

 

por Dani Matute (@dmatuteb)



Terence nació en Nueva York. Su madre era cantante de gospel y su padre adoptivo, un sacerdote que en su juventud había tocado la guitarra con Little Richard y Elvis Presley. Sin embargo, en su casa solo dejaba poner música sacra. Terence no digería demasiado bien aquellas imposiciones. Tampoco las que tuvo que aguantar cuando se alistó en el ejército, en el mismo regimiento en el que cumplió sus deberes con la patria Elvis, por lo que terminó siendo expulsado del mismo. Hizo boxeo y se graduó en periodismo antes de eso. Aprovechó su destino militar en Alemania para hacer sus primeros pinitos serios en el mundo de la música y terminó en Londres, consiguiendo un contrato con Columbia gracias a su gran registro vocal. Dicen las malas lenguas que, hablando de los títulos que se ponían a los discos en aquellos años, el amigo Terencio pidió que le sujetaran el cubata y escribió en una servilleta, el título de sus tres primeros Lps, así del tirón. Este maravilloso Introducing the Hardline According to Terence Trent D’Arby, el rarísimo Neither Fish nor Flesh: a Soundtrack of Love,Faith, Hope & Destruction y el sorprendente Symphony or Damn: Exploring the Tension Inside the Sweetness. Títulos extralargos y extravagantes todos ellos con los que consiguió vender millones de copias.


 


D'Arby es de esos artistas que podríamos catalogar como genios: multiinstrumentista, cantante y compositor, pero que, quizás por eso misma genialidad, se empeñó en destruirse y reinventarse en cada nuevo disco. No solo lo hizo con su música, también con su persona: cambios de imagen e incluso cambio legal de nombre a finales de los 90, abandonando el Terence Trent por Sananda Maitreya que aún conserva.

Si nos centramos en este vinilo, hay que decir que vendió mucho y bien, convirtiéndose en uno de los debuts más exitosos de la historia, ganó premios Grammys, Brit awards y Soul Train. Se le entronó como el sucesor de Michael Jackson y Prince. Se pinchó profusamente en las radiofórmulas (cuando aún sonaba música de calidad en ellas, qué tiempos) y alguna de sus canciones de convirtieron, inmediatamente, en clásicos. En mi opinión, personal y totalmente subjetiva, es uno de los mejores discos de R&B de la década ochentera, aunque yo diría que lo es en general. Uno de esos trabajos que me han acompañado a lo largo de mi vida y que nunca he dejado de escuchar. Así de moñas que es uno.

 


Todas las canciones, excepto la versión del “Who’s loving you” de Smokey Robinson están acreditadas a TTD. Se encarga de los teclados, batería y percusiones así como ocasionalmente del saxo en la mayoría de los cortes. Incluso en alguno como “Sign your name” se lo guisa y se lo come todo él solito. También es el productor junto a Martyn Ware (ex The Human League y Heaven 17 y productor del “Let’s stay together” de Tina Turner). La cara A comienza muy gospel, como homenajeando a sus padres, con “If you all get to heaven” que posee unas líneas de teclado brillantes

Sin descanso pasamos a una inmensa canción de pop-soul. En “If you let me stay” le pide a su amante agraviada que le deje quedarse…aunque termina diciéndole eso de “algún día te arrepentirás”.

“Wishing well” es puro R&B que arranca con ritmo de batería tremendo, un fondo tenue de teclado y el vozarrón de Terence para entrar luego el resto de instrumentos.

“I’ll never turn my back on you (father’s words)" simula la carta de un padre a su hijo donde le pide que se corte el pelo, pero en la que deja claro que estará allí siempre. R&B y funk.

Llega el pelotazo con su himno funk a la alegría restauradora de la música, “Dance Little sister” que se abre con otro ritmo impactante de batería y Terence recitando y mostrando sus dos lados, personales y vocales: “¡Levántate de tu mecedora abuela! / ¿O más bien te gustaría bailar abuela? " El primer estribillo lo pronuncia con una mueca irrespetuosa que escandalizaría a la abuela en cuestión, mientras que en el segundo lo hace con la elocuencia y cortesía de un caballero eduardiano. Sirve como metáfora de su voz, una voz capaz de la ferocidad gruñona de un león alimentado con testosterona, pero igualmente capaz de una hábil suavidad que contiene más romanticismo que un poema de Byron.

Cerramos con “Seven more days” una balada poderosa.

 


El lado B comienza con “Let’s go forward” también como un medio tiempo donde Terence recorre toda la gama de estilos vocales de su soul, desde su rango medio cálido e inocentemente querubín, pasando por su falsete incomparable y hasta su rugido gruñido de deseo. Tiene mucha atmósfera y lujuria.

“Rain” es otro soul funk que hace que muevas los pies (o, al menos, la cabeza). No podrás evitarlo.

Desembocamos en la imperecedera “Sign your name”, éxito mundial que se apoya en los patrones rítmicos de la batería del propio TTD y en un erotismo a flor de piel. Maravilloso video clip también, con una Indian Chief clásica que entró a formar parte de mi antología de videos moteros en super7moto.com

Pasamos a “As yet untitled” que nunca me gustó demasiado pero ahora veo que es un ejercicio de simplicidad y de interpretación vocal que dice joyas como: "¿Les diré a mis hijos si me preguntan / Renuncié a mi derecho a ser? / Verás, mi papá murió para dejar este terreno inquietante / Y este mismo terreno todavía me persigue ".

Termina el disco con “Who’s loving you”, el clásico de Smokey Robinson, al más puro estilo Sam Cooke y Jackie Wilson.

 


En el 89 publicó el Neither Fish nor Flesh, un álbum más caótico y ecléctico. Su álbum maldito, más en cuestión de público que en críticas. Es decir, un batacazo de proporciones bíblicas. No hace falta que diga que, como en muchas otras ocasiones, siento debilidad por ese malditismo. Quizás hasta lo traiga por aquí algún día, según la aceptación de esta entrada. Se mudó a los Ángeles y en el 93 de desmarcó con un disco que funcionó muy bien en plena época del grunge, pues supo combinar el rock con el funk y en soul, volviendo a la senda del éxito con bombazos como el "Delicate" con Des’rie. Ya en el 95 nos regaló el Vibrator, otro disco de muy alto nivel en el que seguía mezclando los estilos anteriores también con jazz y hard rock. Y ahí decidió romper con todo. No renovó contrato con su compañía, se cambió el nombre, se fue a vivir a Milán y empezó a publicar su música a través de Internet. Este año ha publicado su último trabajo, pero en todo este tiempo no ha dejado de componer, actuar y sacar discos. Todos ellos muy muy interesantes, aunque con altibajos. 

Hay mucho más que contar de este señor que no pude ir a ver a un concierto gratuito en unas fiestas de San Isidro en la plaza Mayor (aunque eso sería otra historia), pero me lo reservo por si acaso.

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