ZEPPELIN ROCK: PEARL JAM - DARK MATTER (2024): Review

lunes, 27 de mayo de 2024

PEARL JAM - DARK MATTER (2024): Review

 

Por Esteban Martínez (@EMartineC)



Quizá habría que empezar hablando de problemas. Uno de los principales que Pearl Jam ha venido arrastrando desde hace casi veinte años es el relacionado con la pérdida de frescura, que les ha hecho encerrarse en el mismo disco una y otra vez. Me explico. Uno podrá gustar más o menos de la pasada por Binaural (2000), Riot act (2003) y el homónimo de 2006, sin embargo, lo que nadie puede negar es que estos tres álbumes representaron propuestas cargadas de identidad, tanto en términos de sonido como de estructuras. Tras esto, lamentablemente, la banda pareció quedarse pegada en un tipo de canción por lo que álbumes como Backspacer (2009) y su sucesor Lightning bolt (2013) no hicieron sino repetir fórmulas, destacando en base a una que otra canción particularmente atractiva ('Just breathe', 'Sirens' o 'My father's son'), pero sonando en el global cada vez más evidentes y simples.

 


La banda parece haber entendido esto, de ahí que en el fallido Gigaton (2020) intentasen hacer el giro en canciones como 'Dance of the clairvoyants' o la misma 'Who ever said', el problema es que la jugada no les encontró suficientemente inspirados por lo que dicho álbum acabó sumergido entre varias de las canciones más aburridas en su carrera (¿alguien se acuerda de 'Seven o'clock' o 'Never destination'?). Este nuevo Dark matter vuelve por tanto a funcionar como una "respuesta a", es decir, ¿qué debía venir tras un experimento fallido? Pues una vuelta a aquello que sienten si pueden manejar, una zona segura, que es a lo que han apuntado una vez más. Con una salvedad eso si: entre Gigaton y este Dark matter existió Earthling (2022), el álbum publicado por Eddie Vedder en compañía de Andrew Watt. Y ahí hay un nexo, ciertas inquietudes que el vocalista en ese entonces pudo desarrollar y que ahora en compañía de su banda madre (y el mismo productor) ha podido llevar un tanto más allá, encontrando así el mejor conjunto de canciones que Pearl jam han publicado en largo, largo tiempo. Al menos quince años.



¿De dónde saco esto del nexo entre el mencionado Earthling y este Dark matter? Pues basta ir al primero, darle play a canciones como 'Good and evil' o 'Rose of Jericho' para verificar que es el mismo tipo de sonido que la banda acá desarrolla en cosas como 'Scared of fear' o 'React, respond' (con el bajo de Jeff Ament como gran protagonista), así como también en 'Dark matter' (la canción) o 'Running' (otra en donde el bajo vuelve a lucir), es decir, temas breves pero dinámicos, que van al grano y funcionan. "Dos cucharadas y a la papa", como decimos en mi tierra. 



De igual forma, la influencia del rock estadounidense (Tom Petty, entre varios) en Eddie Vedder vuelve a aparecer acá en una serie de medios tiempos marca de la casa pero que como segunda línea defienden muy bien al disco. Ahí suma una bonita canción como 'Wreckage' mientras que 'Won't tell' entrega el que debe ser el mejor coro del álbum (una lástima que el momento vocal de Vedder no le permita llegar tan lejos como la melodía pedía). En 'Upper hand' la banda regala una interesante intro atmosférica para luego realizar un pequeño auto plagio al viejo clásico 'Nothing as it seems' en las estrofas y solos, aunque acá si hay que darles el que exprimen el tema todo lo que puede dar (y hacen bien, que es una de las grandes del disco), enlazando perfecto con la fuerza de 'Waiting for Stevie' (bien Mike McCready sacando partido con su guitarra) y ese crudo pero notable mensaje: "Puedes ser amado por todos y no sentir amor".

Llegando a la recta final de Dark matter podemos afirmar con claridad que el viaje ha sido contundente y regular, con momentos que cumplen y otros de alto nivel. Casi disculpamos un tema tan débil como 'Something special', nos la saltamos, agradecemos el buen ánimo de 'Got to give' y ese cierre lleno de madurez a cargo de 'Setting sun', dejándonos así un trabajo con el que Pearl jam efectivamente no reinventan nada (tampoco lo pretenden), un disco que vuelve a ir por las guitarras que la banda viene buscando desde al menos 2006, con la diferencia de que esta vez han podido encontrar una lista capaz de sostenerse en el tiempo. Los años dirán cuanto...

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