ZEPPELIN ROCK: BOSTON - Don't Look Back (1978): CRÍTICA Review

sábado, 27 de septiembre de 2025

BOSTON - Don't Look Back (1978): CRÍTICA Review

 

por Rockología (@RockologiaTwit)
del blog Rockologia



Bueno, genio o loco, la verdad es que Tom Scholz grabó dos bestiales discos bajo el nombre de Boston en la segunda mitad de los setenta, el debut de nombre homónimo y este Don't look back. Genio o loco, digo, porque se dedicaba obsesivamente a pulir una y otra vez sus composiciones, a tocar una y otra vez cada instrumento, a mezclar cada sonido, a regrabar infinidad de tomas. Tom compone las canciones, toca las guitarras, los bajos, los teclados, los efectos, lo que haga falta. Para este álbum, además, se había fabricado un pequeño estudio en su casa, llamado Hideaway, donde se metió con Brad Delp, cantante, y Sib Hashian, batería. Entre los tres conformaron la mayoría de canciones y tomas, contando en una fase más avanzada con los otros dos miembros, Barry Goudreau, guitarra solista y slide, y Fran Sheehan, bajo y percusión.



El resultado fue estupendo. En la cara A encontramos dos bestiales canciones, una al inicio y otra al final. A man I'll never be contiene todo el arte de estos tipos: armonía, arreglos, interpretación instrumental, solos, cambios y una letra y una melodía vocal geniales: la canción sobre querer ser el hombre que ves en mí, sobre sentir que uno se esfuerza tanto por estar al nivel de lo que otro ve o cree ver. Don't look back anima a tirar para delante con un estribillo fantástico y unas guitarras casi perfectas. Junto a ellas, la pequeña instrumental The journey y una estupenda It's easy.



En la cara B escuchamos la gloriosa Feelin' satisfied, con el mejor riff y las mejores guitarras junto a otro estribillo lleno de energía, quizá la canción más parecida a su debut. Sigue Party, acerca del rock and roll way of life, you know what I mean, con un gancho sorprendente en el puente y el estribillo. La única canción que no compone Scholz, Used to bad news (lo hace Delp), aunque más corta, resulta impactante; las guitarras ceden el protagonismo al piano y el teclado y la línea vocal se impone, una adorable composición pop-rock-arena. El cierre con Don't be afraid, de buenrollismo, energizante, guitarrera, rock que solo supo imitar Meat Loaf con Jim Steinman.



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