ZEPPELIN ROCK: TY SEGALL BAND - Slaughterhouse (2012): CRÍTICA Review

martes, 18 de junio de 2024

TY SEGALL BAND - Slaughterhouse (2012): CRÍTICA Review

 

The Hunter




Nadie en su sano juicio podría determinar que el mocoso de Ty Segall se tomase el año 2012 de manera sabática. Mirad: Twins, quinto álbum con su nombre; esa joya que reivindicar bautizada como Hair y que escondía un disco compartido (split, que dicen los anglosajones) con Tim Presley (otro músico hiperactivo, conocido artísticamente como White Fence) y, por último, el disco que protagoniza la entrada de hoy, este Slaughterhouse.



Firmado como Ty Segall Band presenta -el nombre del proyecto no deja lugar a dudas- al rockero de San Francisco acompañado en el estudio por su habitual banda de directo, esto es, Emily Rose Epstein a la batería, Mikal Cronin al bajo, y la guitarra de Charles Moothart. Los tres, junto al exEpsilon, ponen en la cadena de despiece los cuerpos inertes de los Stooges, Black Flag, Hawkwind o Black Sabbath y nos los devuelven en forma de once canciones maravillosamente imperfectas surgidas de la más espontánea, intuitiva y abrasadora inspiración. En palabras de Segall: "evil space rock"... y no andaba desencaminado.




"Death" es como viajar al espacio sabiendo que no volverás a pisar la tierra. "I Bought My Eyes", un tema pop travestido de garage punk que nos abre las puertas del homónimo "Slaughterhouse", desquiciado grito de ayuda desde el lúgubre sótano de un asesino lunático. "The Tongue" se desliza por un tobogán mohoso salpicado de cuchillas oxidadas, un "Helter Skelter" 2.0. Adictiva, punzante, peligrosa, "Tell Me What's Inside Your Heart" da paso a la segunda mitad del álbum que se inicia con la gigante y monolítica "Wave Googbye", el despertar de un ser antediluviano surgido de un brumoso y ominoso paisaje fuera de este tiempo. Frente al sonido protometálico de esta, "Muscle Man" es un "simple" rock'n'roll de minuto y medio que nos prepara para las dos versiones que adornan el disco: un tema de Fred Neil, "That's The Bag I'm In" y el "Diddy Wah Diddy" de Bo Diddley, ambas removiendo tu cerebro como una batidora. Cerca ya del final un nuevo ejercicio de lacerante garage de inspiración lo-fi, "Oh Mary", es absorbido por el agujero negro de "Fuzz War" (¿con semejante título hace falta decir más?), trip psicodélico de diez minutos de distorsión y retroalimentación guitarrera que cierra las puertas del matadero dejándote con ganas de más.




Slaughterhouse podría ser -con todas las salvedades necesarias, que todavía no hemos perdido la cabeza- el Fun house de las nuevas generaciones si éstas no estuviesen "secuestradas" por el hype de turno (¿alguien ha dicho The Black Keys?); y es que, a diferencia de estos, a Ty Segall, aún con su pinta de surfero californiano becado en Berkeley, no le importaba mancharse las manos de sangre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario