Este Persistence of Time de Anthrax es un álbum duro, vibrante, completo. Una obra maestra no ya del thrash, si no del Metal. Y no exagero. Con cada escucha el álbum gana. No hay temas de relleno, no hay momentos de pausa por parte de la banda. Un disco en el que abandonan sus bermudas y su rollo vacilón y se ponen los vaqueros ajustados y las chupas y nos regalan letras sobre desigualdad social, racismo y la hipocresía del sistema político-social (y estamos en 1990).
La banda la formaban aún Joe Belladona a la voz (su último trabajo), Dan Spitz y Scott Ian a las guitarras (una pasada), Frank Bello al bajo y Charlie Benante a la batería (cada vez mejor) y metiendo algunas guitarras. Grabaron en California a las órdenes de Mark Dodson en los estudios A&M, encargándose de las mezclas la pareja de moda Steve Thompson y Mike Barbiero. Producción de lujo, sonido atemporal. La portada de Don Brautigam (ilustrador del Master of Puppets de Metallica), soberbia. El paso del tiempo en un reloj de huesos y ese paraje onírico.
Once canciones, incluyendo la instrumental Intro to reality, llenas de matices, cambios de ritmo, buenos estribillos y solos y, sobre todo, esos riffs que Ian sabe parir como nadie. Cualquiera puede ser favorita, y en mi caso me encantan Time, In my world, Belly of the beast y la versión de Got the time. Y Keep it in the family.
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