ZEPPELIN ROCK: ATLAS - Real Estate (2014): CRÍTICA Review

martes, 25 de junio de 2024

ATLAS - Real Estate (2014): CRÍTICA Review

 

The Hunter


Hoy me he levantado preguntón. Pero tampoco lo toméis como una encuesta. Es pura retórica. ¿Recuerdas los veranos de entonces, esos veranos de tu juventud donde los relojes no tenían razón de ser y el sol era un cómplice más? ¿Esos veranos de camaradería inquebrantable, de amistades insobornables? ¿Y esos amores de verano? Parecía que nunca volverías a amar así; y en cierta manera era cierto. Entonces agosto iba llegando a su fin y lo que hasta ese momento parecía eterno se convertía, con el único aviso de las primeras nubes, en una frágil ilusión.



No te rías, sé que lo recuerdas. Te detenías un instante y entonces, comprendiendo al fin que nada era eterno desandabas de nuevo el camino emprendido hasta que tus pasos te dejaban, otra vez, en el resbaladizo asfalto mojado por las primeras lluvias. Retén esa sensación un momento, ahí, justo ahí -entre los estertores del verano y las promesas por cumplir que trae el frío- es donde habitan las canciones de la banda de Nueva Jersey, Real Estate. Luego convertido en quinteto, el grupo de Martin Courtney presentó en este álbum diez composiciones que como las de su anterior Days (2011) que parten del jangle y de la psicodelia sin excesos para, como las grandes bandas de pop de hace cuatro décadas, los arreglos y las armonías de guitarra -siempre en primer término- nos vayan desvelando las melodías. 



Las melodías y sus secretos pues Atlas es la clase de álbum que crece poco a poco y que funciona como un todo sin que eso signifique que no cuente con gemas como "Had To Hear", "Crime", la instrumental "April's Song" o esa "menina" que responde al nombre de "Primitive" y me ha hecho sentir lo mismo que cuando, vía "Ain't That Enough", el Songs From Northern Britain de Teenage Fanclub llegara a mí. Subyugante y ensoñador Atlas ha venido para quedarse y para servir de banda sonora no solo a este verano, sino a los que están por venir; en definitiva, para formar parte de nuestras vidas y de nuestros sueños. Para recordarnos que no está mal hacer una pequeña parada en la nostalgia, pero que hay que continuar. Como esos discos de antes. ¿Recuerdas?

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