The Hunter
Después de un vacío de varios años, en 1969 Grant Green volvía a la que había sido su casa durante toda su carrera musical (Blue Note) para iniciar una segunda etapa caracterizada -al igual que la de otros veteranos de la escena jazzística como Donald Byrd- por la apertura a los sonidos que estaban haciendo época, caso de ese terremoto que de la mano de James Brown había removido los cimientos de la música popular negra y que había sido bautizado como funk. Estos veteranos entendían que no había nada de malo en dar a un público potencial ávido de diversión lo que este esperaba y demandaba. Con esta intención, público y músicos se acercaron al club Cliché Lounge, en Newark, una lejana noche del 15 de agosto de 1970.
El guitarrista de Saint Louis se presentaría acompañado de Claude Bartee al saxo tenor, Ronnie Foster al órgano, el inconmensurable Idris Muhammad a la batería, William Bivens al vibráfono y Joseph Armstrong a las congas. Dejando bien claras sus intenciones al abrir con una recreación del tema de Kool & The Gang, "Let The Music Take Your Mind", los seis intérpretes se hacen, gracias a su vibrante e infecciosa relectura, no solo con las mentes de los oyentes, sino también con sus cuerpos. Tomados entonces como rehenes, llega un merecido descanso con "Time To Remember", original de Neal Creque, quien sustituye en los teclados a Ronnie Foster para defender su composición -todo intimidad- coloreada por la sutil digitación de Green y el sonido del vibráfono de un William Bivens erigido en estrella del número. El club propiedad de Charlie Langston volverá a incendiarse cuando, sostenido por la milimétrica precisión y el sentido del ritmo de Idris Muhammad (que nadie lo dude, uno de los mejores bateristas de la historia) dé inicio la célebre "Sookie Sookie" de Don Covay; se suceden los solos de guitarra, primero, saxo después y, en tercer lugar, órgano, saludados con una oleada cada vez más incontrolada de aullidos y vítores.
El momento estrella de la noche. Planteada como homenaje a Wes Montgomery, de ahí que cuente con los solos más extensos del autor de Idle Moments, "Down Here On The Ground", con su atmósfera relajada y cinematográfica -no podía ser de otra forma tratándose de una composición de Lalo Schifrin- pone fin a la velada. Velada de la que dudo que alguno de los asistentes, de vuelta a New Jersey, pudiera sentirse mínimamente defraudado; como no lo estará cualquier enamorado a la música interpretada sobre las tablas que se acerque por primera vez a este Alive!.
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