El disco se divide en tres partes conceptuales, las III sides of every story: yours, mine & the truth. En la primera tenemos las canciones más duras y rápìdas, donde, realmente, Extreme se desenvuelven con maestría y donde Nuno suelta todo su arsenal técnico. Excelentes Warheads, Rest in peace y Politicalamit, acerca de la guerra y las decisiones políticas para justificarla, con riffs buenos y una base rítmica inspirada, con el bajista Patrick Badger y el batera Paul Geary dándolo todo. "Color me blind, aunque con una guitarra inspirada en Hendrix, afloja un poco, pero vuelven a recuperar el tono con Cupid's dead (a pesar de su horrible letra) y cierran con Peacemaker die a lo grande (tributo a Martin Luther King).
La segunda parte contiene las canciones más emocionales, con tintes pop y power ballad, donde Cherone intenta emular de vez en cuando a Mercury. En este terreno, Extreme pierde parte de sus mejores armas. De todos modos, siguen logrando algunos temas grandes, como Seven sundays (una especie de vals rock), la acústica Tragic comic o Stop the world. Our father y God isn't dead? intentan con sus letras buscar la reflexión, pero son demasiado etéreas en la composición. Cierra esta parte con Don't leave me alone, correcto y bien interpretado.
La tercera parte se les queda un poco grande. No creo que Extreme sea una banda progresiva donde una canción de veintitantos minutos se sostenga, con demasiados cambios, algunos obvios. La titulan Everything under the sun y se subdivide en tres "movimientos": Rise'n shine, am I ever gonna change y Who cares?. Siendo justos, la segunda canción con su aire Zeppelin está muy bien y el final en plan banda sonora de película tiene un arreglo orquestal acertado.
Grabado en los New River de Florida con Nuno Bettencourt a los mandos y la ayuda de Bob St. John, se editó en septiembre de 1992 y alcanzó rápidamente el medio millón de copias vendidas, para después caer en las listas dentro de la vorágine grunge. La banda se metió de lleno también en el work-art que, bajo la batuta de Gary Cherone, realizó Liz Vap.
La edición que yo tengo es la nacional de la época, comparada por cuatro euros en su día. Aunque el álbum es doble, la carpeta, no. Contiene un póster desplegable con una foto del grupo por una cara y las letras y los créditos por la otra.
Buen disco, en general, con momentos muy inspirados y otros no tanto, pero que se deja escuchar. Si hubieran dejado las canciones buenas (las que me gustan, vaya) habría sido un gran álbum. En cualquier caso, siempre es un placer disfrutar con los trucos pirotécnicos y las melodías de Nuno.
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