Amiguitos, ya os he avanzado que hace meses que perseguía la oportunidad de disfrutar de la nueva obra de Rob Zombie. Durante este tiempo he estado leyendo algunas críticas de lo más dispar, desde las que opinan que es una película de culto a las que la ponen a la altura del betún. Sinceramente, debo deciros que no es una basura sin interés, pero estoy bastante de acuerdo en lo de que se convertirá en objeto de culto, más que nada porque ese es el cajón de sastre de las películas que no tienen éxito y solo reivindican seguidores acérrimos y frikis como yo. The Lords of Salem es algo lenta al principio, su argumento es simple –la historia tiene poco de complicada- y carece de sorpresas argumentales. Sin embargo, tiene algunos sustos, una fotografía aceptable, una buena banda sonora y detallitos cinéfilos –pinceladas, apenas- como ese pasillo resplandoriano o los fragmentos de antiguas películas de los 50's. Todo eso al principio, porque conforme avanza el metraje, The Lords of Salem se convierte en una peliculilla vacía, un regalito de Robert a su amada Sheri Moon, la estrella de una historia de brujas mil veces vista cuyo principal atractivo consiste en disfrutar en lo posible de una estética visual marca de la casa –los últimos minutos son una ida de olla total- en la que desgraciadamente no encontramos demasiados ejemplos de humor negro, ni de violencia gore, ni personajes freaks carismáticos. En resumen, un telefilme de sábado por la tarde que –de no ser por la firma de Rob- no hubiese despertado en mi la menor empatía.
Pero, piltrafillas, este es el tipo que dirigió House of 1.000 corpses, Devil’s Reject o la revisión de Halloween, el hombre que grabó Thunderkiss ’65 o More human than human y le tengo simpatía... sympathy for the Zombie.
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