ZEPPELIN ROCK: THE KINKS - Everybody's in Show-Biz (1972): CRÍTICA Review

martes, 26 de marzo de 2024

THE KINKS - Everybody's in Show-Biz (1972): CRÍTICA Review

 

The Hunter



Son conceptos, conceptos de vida, visiones del mundo, perspectivismo, cosas. El mundo del espectáculo como fábrica de sueños y de pesadillas; la fama como fuente de oportunidades y frustraciones; la vida en la carretera como peaje que debe pagar toda estrella de la música; temas que han poblado el imaginario del rock n` roll desde que este pasó a formar parte de la cultura popular. Como si de un diario de gira se tratase el que hacía el número catorce en la discografía de The Kinks ofrece una serie de viñetas que nos acercan a ese universo de anónimas ciudades y desnudas habitaciones de motel. De manera tan sincera como sardónica, Ray Davies se erige a la vez en protagonista y cronista de ese mundo;  explora la soledad y la rutina que se agazapan tras las interminables horas entre concierto y concierto ("Here Comes Yet Another Day"); se cuestiona una realidad que quizás no sea tal ("Unreal Reality"); o se pregunta, lejos de su hogar, por sus raíces y qué pensarían sus amigos si lo viesen ahora ("Sitting In My Hotel") mientras Dave Davies lidia con las interioridades de la fama -de su fama- en "You Don't Know My Name" acompañado de una preciosa slide.



Con todo, siempre habrá un momento para reírse de las incomodidades de esa vida (en "Motorway" nos avisan que "la comida de carretera es la peor del mundo... y los efluvios de la gasolina los peores para inhalar") e, incluso, como en "Look A Little On The Sunnyside", deleitarse con sus contradicciones ("You Sing'em Blues/And They Ask You For A Happy Tune/And When You Start To Smile They Say/Gimme That Rhythm & Blues"). No nos olvidamos de "Celluloid Heroes", cuya bella, frágil y dramática atmósfera la erigen, no sólo en un inolvidable homenaje al mundo del cine sino en una de las canciones más hermosas de la década.



Grabado en los Morgan Studios de Londres con la participación de los metales del Mike Scott Trio, Everybody's In Show-biz, se completaba con una decena de temas registrados en vivo el mismo año de su edición (1972) en el Carnegie Hall neoyorquino. Vodevilesco, caótico -y alcohólico- venía a ser tanto un requiebro como una apostilla a este subestimado diario de carretera que Ray Davies y los suyos entregarían en forma de doble álbum.

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