ZEPPELIN ROCK: DENNIS WILSON - Pacific Ocean Blue (1977): CRÍTICA Review

martes, 12 de marzo de 2024

DENNIS WILSON - Pacific Ocean Blue (1977): CRÍTICA Review

 

The Hunter


Comenzaré dándoos una breve semblanza del auto. Dennis Wilson era el batería de los Beach Boys, el surfista del grupo, el espíritu libre, el juerguista mujeriego que se bebería la vida en dos tragos; pero también el único que entendió a su hermano Brian, el amante de los niños y, para el que estuviera atento, el motor creativo detrás del maravilloso Sunflower -esa joya que responde al nombre de "Forever" lleva su firma- resultó ser el primer miembro del grupo californiano en entregar un disco en solitario. El año 1977 sería el elegido para alumbrar unas canciones que poco tenían que ver con "Surfin' USA" o "California Girls"; partiendo de los acordes y las melodías casi tímidas de su piano y tomando como base una voz quejumbrosa, rota, los doce temas de Pacific Ocean Blue (de la inicial "River Song" -de épicos y gozosos coros- a la elegíaca "End Of The Show") se ven azotados por interludios y arreglos ahora de cuerda, ahora de viento o por ominosas líneas de sintetizador que van dejando su huella en ellas -y de paso en nosotros- como la marea que deja su marca en la orilla de una playa.



Canciones con ecos de gospel, de blues y, por supuesto, de rock y pop californianos que cuentan con la rara capacidad de sonar tan antiguas como modernas (¿no daría su brazo derecho Jeff Tweedy por componer algo como "Thoughts Of You"?)  y que dejan al oyente con la inequívoca sensación que le han abierto la ventana a un doble paisaje: uno exterior salpicado de mansiones a pie de playa y colinas bajo las que ruge el oleaje del mar y, más importante, otro íntimo e interior, de cantos a la naturaleza, reproches y súplicas de un perdón quizás no merecido, una ventana que nos ha permitido atisbar los estertores de un amor vivido al límite. Vida y dolor, en definitiva gravitando en el universo de unas canciones diríase creadas con el vago recuerdo del último crepúsculo o con las primeras luces del día filtrándose entre los pliegues de una cortina que hasta ese instante nos ocultaba del mundo; quien sabe si la misma cortina que impediría ver la infinita belleza de Pacific Ocean Blue relegándolo a la injusta etiqueta de álbum "perdido" que ostentaría durante demasiado tiempo.



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