ZEPPELIN ROCK: GREEN DAY - Saviors (2024): CRÍTICA Review

lunes, 11 de marzo de 2024

GREEN DAY - Saviors (2024): CRÍTICA Review

 

Por Esteban Martínez (@EMartineC)



Para seros sinceros, pienso que, según lo ya acumulado por Green Day, no ha de ser demasiado lo que le pidamos a esta banda. La vara, el listón -ya os digo- está bien abajo. En lo concreto, una experiencia mínimamente satisfactoria que supere el mal sabor que dejó Father of all motherfuckers (2020) o el tedio de Revolution radio (2016). En ese sentido, lo que presenta este Saviors efectivamente se sitúa por sobre los mencionados, pero, la verdad sea dicha, tampoco es que se acerque a representar un real comeback (read it in english, please) por parte de los norteamericanos, ¡Es más! Ni siquiera resulta ser un álbum más disfrutable/recordable que el ¡Uno! (el mejorcito de la trilogía lanzada en 2012). Es decir, un meeeeeh en toda regla...



Han vuelto a trabajar con Rob Cavallo, su productor insigne, con quien se han lanzado en búsqueda de la canción pop de fácil acceso en un disco que no se complica en absoluto la existencia. Basta darle play a algo como 'The american dream is killing me' para constatar por donde van los tiros: un andar entre redobles (muy en la línea de su viejo clásico 'Minority', de aquel lejano Warning del 2000) y un coro que se repite hasta el hartazgo. Algo parecido en términos de tiempos entregarán en 'One eyed bastard' (con un riff inicial que recuerda el 'So what' de Pink, y por ende, a mil cosas más) mientras que acelerarán en cosas como 'Look ma, no brains!' (que debe ser de lo mejor logrado en todo el disco) o '1981', e irán abajo en 'Bobby sox' (algo bueno: ¡volvemos al fin a oír el bajo de Mike Dirnt!), 'Dilemma' o la balada 'Goodnight Adeline'. 



Ahora, si bien las canciones son bastante breves (todas de dos a tres minutos), sorprende negativamente el que entrando en el nudo del disco uno ya esté bastante afuera, al punto de que 'Coma city' o 'Corvette summer' te suenen en total piloto automático y entreguen absolutamente nada recordable, lo cual es dramático considerando que aún faltan seis o siete canciones por oír, cual de todas más cursi por cierto ('Father to a son', apta solamente para los amantes de 'Wake me up when september ends'). 

Finalmente, la sensación que deja este Saviors es que algo mejora respecto a sus antecesores pero resulta insuficiente como para volver a emocionarse. La banda saldrá de gira, sin embargo, que el pasado nadie se los quita, cobrarán y continuarán contando con aquellos fieles treintañeros que les conocieron por allá por 2004, pero seamos sinceros: nadie querrá oír estas canciones (ni las del anterior, ni las del anterior al anterior...).

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