ZEPPELIN ROCK: Vitolas variadas de Álvaro y caliquenyos d'Andorra

sábado, 27 de enero de 2024

Vitolas variadas de Álvaro y caliquenyos d'Andorra

 



ÁCS


Como habréis observado, muchas de las imágenes de mi colección de vitolas (tres álbumes) no son de una calidad, digamos, excepcional. Ni mucho menos. Pero no quiero sacarlas del plástico que las cubre en el álbum pues luego ocurre que al volverlas a poner no quedan bien. En fin, es lo que hay. Os hablo de ellas.

Una de las páginas de este álbum en concreto está dedicada a un popurrí de vitolas. Dos de ellas son de 1981, de cuando se fundó Cigarcanaria, que reunió a las marcas Álvaro, La Fama, Nereida y Victoria. Una es más grande y otra más pequeña, dependiendo de la caja de puros en que se integrase. Hubo un tiempo en que solo se imprimió esta vitola. Uno abría una caja de puros o purillos y ¡zasca! la vitola de las narices. Estábamos deseosos de que comenzase una nueva serie, pero... la cosa se hizo esperar.




Como ya os comenté en alguna ocasión (creo recordar), un primo mío (Pedro) y uno mismo decidimos a finales de los 70 (o así) escribir a la marca Álvaro para que nos enviase vitolas. Era una carta entrañable  que recuerdo que cerrábamos con un "se despiden atentamente unos futuros fumadores de la marca Álvaro". Lo mismo hasta la conservan, porque no creo que recibiesen muchas cartas de niños interesados por vitolas ni con la audacia de escribir directamente una carta directa a Canarias. Para nuestra sorpresa, nos contestaron con el envío de un álbum vacío y unas cuantas vitolas sueltas. Bueno, el álbum no fue gratis pues (quiero recordar) había que enviar anillas de puros de la marca en no sé cuánta cantidad, pero me viene a la cabeza el número de 250 (algo así).

Entre estas vitolas, estaban dos de las que se muestran en esta hoja: la de la 42 Feria Internacional de Barcelona, del año 1974 y otra dedicada a la II Feria Expo - Asinca, del año 1979.






La tercera vitola es de esas que abrazaban un conjunto de puros, en este caso unos caliqueños de Andorra. Fue un regalo de un compañero de clase. Sí, también daba la brasa en clase a los compañeros para que me proporcionasen las vitolas que encontrasen por casa: compañeros, amigos, familia, vecinos (incluso íbamos llamando a las casas, sobre todo si sabíamos que el marido fumaba puros), entrando en las convites de las bodas (con peleas continuas con un camarero que también las coleccionaba), estancos, etc. Una odisea, un despiporre... no reparábamos en medios. Era una lucha sin cuartel. Luego engatusé una tía mía muy querida que iba incluso a la plaza Mayor de Madrid a comprármelas (ella, Julia, vive en Villaverde Bajo): recuerdo que las de pintores las compraba a peseta la unidad. En fin, batallitas.




Ahora, amigos, todo ese caudal, fruto del trabajo de unos niños apena tiene valor monetario (ni falta que hace), pero sí mucho sentimental, que es lo que cuenta para la vida de verdad, la que se vive por dentro.

Todos mis álbumes y colecciones AQUÍ 
(pincha y verás)

No hay comentarios:

Publicar un comentario