ZEPPELIN ROCK: KING GIZZARD & THE LIZARD WIZARD - PetroDragonic Apocalypse... (2023): CRÍTICA Review

lunes, 29 de enero de 2024

KING GIZZARD & THE LIZARD WIZARD - PetroDragonic Apocalypse... (2023): CRÍTICA Review

 

Por Esteban Martínez (@EMartineC)



Tanto es ya lo publicado por estos King Gizzard & The Lizard Wizard naturales de Australiana (hasta la fecha, 24 álbumes en 11 años) que resulta muy difícil abarcar su obra. Aunque si eras un fan de la música y la experimentación, seguro que más de alguno habrá llegado a ti durante esta década. Es la apuesta del grupo, el que su propuesta llegue a la gente ya sea de manera directa, por rebote o por cansancio. El caso es que este PetroDragonic Apocalypse; or dawn of eternal night: an annihilation of planet earth and the beginning of merciless damnation (sí, el sentido del humor no lo abandonan) ha causado particular ruido a causa de parecer la continuación de aquel Infest the rats' nest (2019), esto pues de alguna manera parecen retomar la veta más "metal" de la banda, aunque en este caso con varios matices no menores. El principal de ellos guarda relación con que el de 2019, salvo alguna canción particular, fue un disco de rock duro y sombrío (con mucho de Black Sabbath y setentas varios) que iba bastante al hueso entre temas que rondaban los tres minutos de duración. Esto, a diferencia de lo que acá trabajan pues han decidido ir por más aumentando la velocidad y el peso de los temas, pero también sumergiéndose en estructuras más complejas, llevando varias canciones incluso a los ocho a nueve minutos de duración. Todo un riesgo que había que ver como les quedaba.



Habrá cosas inmediatas en el álbum, sin embargo, como es el caso de 'Gila monster', single evidente del disco, esta con seguridad es la más digerible del conjunto (es la más breve además, 4:35), efectiva en sus coros y divertida también en su tono, acaba funcionando a la perfección gracias a su dinámica contagiosa. En esa línea también convencerá la pasada por 'Converge' + 'Witchcraft', algo más densa en sus formas, pero que de igual manera entregan una buena muestra de aquello que funciona en el disco: un trabajo de riffs + batería interesante y dinámico, sumado al simpático relato simpático del siempre carismático Stu Mackenzie (quien acá también ha hecho de productor). Hay peso en las canciones que suenan pero estas desprenden esa sensación de jugarreta constante por parte de la banda y el que los tipos continúan divirtiéndose con nosotros. Dicho en simple: nunca se lo toman tan en serio, y aquello es todo un acierto. 



De hecho, cuando alargan el asunto es cuando dejan cierto aroma a complicación. Ocurre en la apertura con 'Motor spirit' y en el cierre del álbum en 'Dragon' + 'Flamethrower'. Todas ellas están bien, trabajan siempre a alta velocidad y sobre esta van armando interesantes vueltas de tuerca, el tema es que estas vueltas son demasiadas, al punto de agotar por momentos e inevitablemente caer en la monotonía, dejando el experimento con la sensación de que con un poco más de tijera habrían vuelto la experiencia algo más agradable. 

Estamos hablando de King Gizzard, por supuesto. La banda es sinónimo de completa libertad y dar rienda suelta a lo que salga. Acá se las ha arreglado para entregar un conjunto que suene con identidad y cohesión, el disco es un viaje de casi cincuenta minutos donde todo parece conectado. Habrá pasajes que les han quedado algo excesivos pero al fin y al cabo esto viene con la banda, la verborrea es lo suyo y benditos sean por aquello.

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