by King Piltrafilla (@KingPiltrafilla)
Vayamos por partes, amiguitos. Los dos primeros álbumes de
Quiet Riot me parecen estupendos, pero –aún no había llegado a las
tiendas The Randy Rhoads Years ni internet– la mayoría de mortales
fuera de Japón no teníamos ni idea de su existencia cuando se produjo uno de
los mayores pelotazos de la historia del heavy metal: la publicación de
Metal Health.
La enorme popularidad de ese álbum convirtió a la banda en uno de los
mayores exponentes de one hit wonder group del género, víctimas de su
propio éxito que por culpa del carácter volátil de su líder y vocalista
propició cambios diversos de formación y de dirección musical que los
apartaron del olimpo metalero, aunque siempre conservaron –bajo la alargada
y eterna sombra del mencionado Metal Health– el reconocimiento de sus
fans más acérrimos.
Así las cosas, regresamos a la resaca de la salida de dicho disco, los
conciertos de presentación y los millones de copias vendidos, cuando –se
supone que con enorme presión de la discográfica– llega el momento de grabar
un nuevo álbum que iguale el éxito del anterior. Y si el objetivo ya es
estúpido por inalcanzable, el camino escogido aún lo fue más. Repetir la
fórmula. Se coge al mismo productor, se diseña una portada con el mismo
protagonista y artista, ¿que se había hecho una versión de
Slade?, pues se mete otra. Pero no de otro grupo, no, también de
Slade. Y no le llamaron Metal Health Two de milagro.
Total que Kevin DuBrow a las voces y coros, Frankie Banali a la batería, Rudy Sarzo al bajo y Carlos Cavazo a la guitarra y coros –con Pat Regan a los teclados, como en Metal Health, y el bajista Chuck Wright ayudando en varias labores al igual que en el anterior elepé y en el siguiente– se metieron de nuevo en los Pasha music house con Spencer Proffer a los mandos del proyecto una vez más para poner en las tiendas este Condition Critical con portada nuevamente de Stan Watts protagonizada por el mismo desquiciado joven de la máscara de hierro que se convertía así en una especie de mascota de la banda.
A
Sign of the times
Mama weer all craze now
Party all night
Stomp your hands, clap your feet
Winners take all
B
Condition critical
Scream and shout
Red alert
Bad boy
(We were) Born to rock
Y comenzamos disco con Sign of the times, una especie de remedo de la propia Metal health, algo que no convierte al tema en malo –todo lo contrario– aunque le hace a uno arrugar la nariz ante un intento tan descarado de autoplagio, algo que se intuía solo con ver el disco y una sensación general que no nos abandonará a lo largo de las nueve canciones que siguen y que lastra toda la obra. En fin, un tema resultón que precede a Mama weer all crazee now, una nueva versión más que aceptable de otro temazo de los Slade, pero –en mi opinión– otro gran error en este intento de clonación desafortunado. Le sigue Party all night, con ese sonido marca de la casa con preeminencia de bajo y batería y esos coros característicos, aunque adolece de momentos en que las voces resultan algo forzadas. Stomp your hands, clap your feet es un hard rock de inspiración clásica, muy de la época y con el mismo estilo que la anterior, aunque el trabajo de Cavazo a la guitarra resulta mucho mejor que en los temas precedentes. Sin embargo, en este punto seguimos pensando que estamos ante los descartes de la grabación del Metal Health remaquillados y con nuevo envoltorio. Entonces llega Winners take all, la típica balada con coros para encender mecheros en un concierto –ya no se hacen esas cosas ¿no?, es que hace tiempo que no voy a ninguno– que no es que sea nada del otro mundo pero resulta perfecta para finalizar una primera cara algo irregular.
La cara B se inicia con la canción que da título al álbum, una
Condition critical bastante
aceptable que no está nada mal, pese a los gritos forzados de
DuBrow y una producción que me
resulta extraña.
Scream and shout es cañera y de
lo mejor del disco, con
Cavazo repartiendo guitarrazos,
Banali golpeando machaconamente
su batería y
Kevin DuBrow cantando en un
estilo a lo Dee Snider. La siguiente es Red alert, otra de las que me gustan, guitarrera y pegadiza. De hecho, opino que la
cara B es mejor que la cara A y quizás le hubiese ido mejor al disco
invertir el orden. Pero ¿qué sabre yo? Otro tema con una mezcla extraña es
Bad boy. No está mal del todo, pero se me hace raro a los oídos, sobre todo en las
líneas de bajo. Y por último,
(We were) Born to rock, un hard rock rapidito con coros, sin nada especial que ofrecer pero bien
ejecutado y entretenido.
Como os he dicho antes, yo hubiese cambiado el orden de las caras comenzando con la B, muy enérgica, antes de pasar a la A para finalizar el disco con Winners take all. Pero claro, quizás eso hubiese recordado demasiado a una Thunderbird versión 2.0 y aún se hubiese notado más que el Condition Critical era una fotocopia del Metal Health. En fin, un disco que tenía un nivel más que aceptable pero que creo que no fue acertado sacar con ese obvio objetivo de reverdecer laureles. Claramente, estoy convencido de que si este hubiese sido su primer o tercer álbum, aun sin tener el nivel de Metal Health, hubiese tenido mayor éxito del que consiguió. Pese a todo lo dicho, si os gusta el hard’n heavy ochentero os recomiendo que le deis una oportunidad y lo escuchéis. Yo lo hago de tanto en tanto y se lo merece. Otra cosa es que crea que no fuese oportuno.
Bonus:
Aquí
podéis leer mi reseña del recopilatorio
The Randy Rhoads Years.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
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