ZEPPELIN ROCK: BILLY IDOL - Charmed Life (1990): CRÍTICA Review

jueves, 23 de mayo de 2024

BILLY IDOL - Charmed Life (1990): CRÍTICA Review

 

por Dani Matute (@dmatuteb)




Os pongo en contexto. Billy Idol iba a publicar su nuevo disco Charmed Life, pero ocurrió que, en enero de 1990, salió a pasear con su moto por Hollywood y se saltó un stop. Resultado: el hueso atravesó los pantalones después de haber destrozado los músculos. Idol reconoció que, si el accidente hubiese ocurrido diez años antes, le hubiesen amputado la pierna, pero consiguieron salvársela gracias a los adelantos médicos del momento. De todas formas, al principio, en el hospital, no tuvo esa preocupación porque la morfina se encargó de hacerle pensar que el mundo es un lugar muy agradable. Luego vinieron tiempos duros de recuperación y rehabilitación. Pero seguro que se le hicieron más llevaderos porque aquel disco tuvo mucho éxito. No tanto como sus anteriores trabajos, sobre todo el Rebel Yell del 84, que fue el que le posicionó como superestrella en todo el mundo. Pero vamos a centrarnos en este trabajo, el primero de Idol sin la compañía de Steve Stevens, guitarrista y coautor de muchos temas de Idol. Stevens es el encargado del solo de guitarra del “Dirty Diana” de Michael Jackson



Pasó que Billy se mudó de Nueva York a Los Angeles tras reconciliarse con su novia Perri Lister. Allí tuvieron un bebé al tiempo que Billy se compró una motocicleta nueva y se aficionó a la actuación…todo ello manteniendo un nivel de consumo de drogas bastante elevado. También perdió la batalla de mantenerse fiel a Perri y tuvo un lío con una chica 13 años menor que él a la que dejó embarazada, terminando la relación con Perri. En L.A había conocido a gente de Hollywood y consiguió un papel protagonista en la película The Doors de Oliver Stone. Y fue en este punto cuando cogió la motocicleta, un poco pasado de vueltas, y se torcieron, además de sus piernas, algunos de sus planes, principalmente el de la película, pues al final hizo una aparición menor, un cameo. Afortunadamente, tenía prácticamente terminado este Charmed Life, con el batería de sesión y su productor de confianza, Keith Forsey (ganador del Oscar por el tema “Flashdance…What a feeling” y compositor del “Don’t you (forget about me)” que hicieron famosos los Simple Minds aunque estaba pensada para el bueno de Idol) a los mandos.

 


Una guitarra retumbante abre el lado A en “The Loveless”. La canción se inspiró en la película de 1982 del mismo nombre protagonizada por Willem Dafoe. Billy sintió que era un título apropiado para la canción, ya que describía sus sentimientos de soledad y estar desconectado de todo. No es una pista de rock fuerte para la canción de apertura, pero tiene un buen ritmo y Billy suena genial.

En “Pumping on Steele” nos habla de construir una motocicleta. Con Mark Younger-Smith en la guitarra, hubiese estado mucho mejor como apertura del disco, en mi opinión, gracias a un gran ritmo de batería un potente riff.

“Prodigal blues” es un gran medio tiempo, muy al estilo de su éxito “Eyes without a face”. Fue el tercer single y el video fue rodado cuando Billy estaba prácticamente recuperado, cabalgando en una motocicleta,  todo con estética motera a tope y su clásico look copiado en la maravillosa “Buffy cazavampiros” por el vampiro Spike.

Toca el turno al segundo single, una versión del clásico de The Doors, “L.A. Woman”. En esencia, sigue el patrón de la original, quizás un poco más densa y con un final más psicodélico. El propio Billy dijo de ella: "Hicimos una versión muy acelerada, impulsada por la cocaína, que aceleró haciendo un poco diferente la versión original de Doors, que era un boogie de piano honky-tonk de bar un poco más lento". En el video rodado para la canción, se puede ver a Billy cojeando y con bastón, en las primeras etapas de su recuperación. La última canción del Lado A es "Trouble with the Sweet Stuff". Una canción de antorcha épica de 6 minutos con un trabajo de bajo serio y un gran trabajo de guitarra. Un rock de ritmo un poco más lento con algunos coros femeninos y una melodía fantástica en general. Billy está admitiendo su amor por... bueno... por las cosas dulces y su adicción al sexo, creo. Quizás la que menos que gusta del disco, todo hay que decirlo.


 

Y comienza la cara B con “Craddle of love”, uno de los mayores éxitos de Billy. La canción era para la película de Andrew Dice Clay, Las aventuras de Ford Fairlane. Trata sobre una gran cantidad de rockeros “asaltacunas” como Jerry Lee Lewis. Es un clásico made in Billy Idol y tiene todo lo que sabes y amas sobre su sonido, incluso un pequeño tufillo a pop comercial. Demostró que podía hacerlo sin Steve Stevens, diablos, y la canción llegó al número 2 en el Billboard Hot 100. Mención aparte su icónico video, dirigido por David Fincher, y que fue un cambio de planes tras el accidente de Billy. De hecho, Idol apenas sale en él. Y sus secuencias se rodaron de forma que pareciese que él se movía cuando, en realidad, lo hacía la cámara. El video trata sobre una joven adolescente que seduce a un hombre de negocios y se convirtió en un icono de los últimos estertores de la década de los 80.

“Mark of Cain” es hipnótica y con tintes electrónicos, quizás enseñando lo que que Idol haría en los 90. Sigue “Endless Sleep” que es otro cover, esta vez es una teenage tragedy de los 50's. La canción fue originalmente grabada por Jody Reynolds en 1958. Billy moderniza el sonido, pero mantiene un ambiente que es a la vez hermoso e inquietante. Es una canción interesante. Luego se acelera el ritmo con "Love Unchained", corte con un buen ritmo, pista bailable. Un solo de guitarra y mucho gruñido y actitud de Billy. Al estilo Simple Minds.

"The Right Way" es otro gran corte. Desde la ametralladora de la caja de apertura al principio hasta el riff de guitarra y la gran entrega vocal de Billy, la canción resuena y mantiene el tren en marcha con un buen momento. 

Y finalmente llegamos a la última pista, “License to Thrill”. El álbum termina con un gran trabajo de guitarra, teclados asesinos y Billy en estado puro gritando en las voces. Una forma genial de terminar el álbum. Acción sin parar y emoción a raudales.




En definitiva, un álbum de rock entretenido. No vamos a ponerlo en un altar, pero para pasar una tarde agradable, es más que de sobra.

En la siguiente década, Idol intentó desmarcarse con Cyberpunk, un fracaso comercial con sonidos muy industriales del que solo se salva el “Shock to the system”. Ya en el nuevo siglo, rehaciendo su vieja amistad y colaborando con Stevens, ha publicado dos álbumes bastante flojos y se centró más en las colaboraciones con otros artistas (como Miley Cirus).

No hay comentarios:

Publicar un comentario