ZEPPELIN ROCK: Rolling Stones - Exile On Main Street (1972): Crítica del disco. Review

jueves, 14 de noviembre de 2013

Rolling Stones - Exile On Main Street (1972): Crítica del disco. Review


by Don Críspulo


Sinceramente, y a riesgo de parecer un gilipollas dogmático o un idiota adorador del Indie, creo que no se puede hablar de Rock and Roll sin haber mamado hasta la extenuación este puto disco. Quizá esto mismo pueda y deba decirse de una centena corta de discos, pero éste ni siquiera es de los que te llevas a la isla de los cojones, porque éste ya estará en la isla mucho antes de que tú pongas los pies en ella. Nada de imprescindible, aquí ya hablamos de disco, grupo, necesario y obligado. Así que, sin más dilación, señoras y señores, con todos ustedes Sus Satánicas Majestades: The Rolling Stones.


Elegir un clásico de los Stones o es demasiado fácil o demasiado difícil y ambas tienen la misma explicación; la discografía de estos chavales rebosa clásicos a borbotones, y es que son ya cinco décadas, que se dice pronto, las que han visto pasar su Rock and Roll y en cada una de ellas nos han dejado discos para el recuerdo. Yo he decidido por quedarme, qué casualidad, con la década de los ’70, decenio donde sacaron obras del calibre de Sticky Fingers (1971), Exile On Main Street (1972), Goats Head Soup (1973), It´s Only Rock And Roll (1974), Back And Blue (1976), Love You Live (1977) y Some Girls (1978), demostrando que la inspiración no viene sino que se tiene. Curiosamente hoy en día hay gente, ellos mismos, que necesitan más de 5 años para poder sacar medio tema decente cuando antes se sacaba un disco al año y a veces ni al año llegaba. De todos estos discos también podía haber elegido cualquiera, pero creo que, aunque sólo sea en la foto finish, Exile On Main Street está algo por encima del resto.

Editado en formato de doble vinilo y con un total de 18 coplas, 18 clásicos uno detrás de otro, Exile On Main Street es el disco más “americano” de los Rolling Stones (no en vano por ahí andaba Gram Parsons enredando) y donde definitivamente consagran y terminan de pulir su estilo alcanzando, en mi opinión, el momento más brillante de su carrera. Con una cuidada presentación y unos arreglos excelentes tanto de viento como de teclado, también podríamos catalogarlo como el proyecto más ambicioso de la banda hasta aquel entonces. Sea como fuere es un disco perfecto de principio a fin.

El disco empieza fuerte, con dos puñetazos a la mandíbula como la inicial “Rocks Off”, con un riff marca de la casa y una de las mayores influencias de bandas como Diamond Dogs o Quireboys (por decir algunas de las centenas de bandas que se han basado en los Stones) y la rápida y rabiosa “Rip This Joint” que posee uno de los mejores vientos grabados nunca, llenos de agresividad y a los que Jagger da la réplica con más rabia todavía. Ya hemos dicho que este disco es el más americano del grupo y el rock salvaje, el blues y las reminiscencias country-folk van de la mano y eso empieza a verse en la versión que hacen del “Shake You Hips” de Slim Harpo, un blues cabrón donde Jagger saca la armónica por primera vez, y en el siguiente tema, “Casino Boggie” con Richards tocando el bajo.

“Tumbling Dice” es una de las que no faltan en el repertorio y es que el tema es una maravilla. Sacado como single del disco ¿quién no se estremece con ese coro femenino cantando “baby”? “Sweet Virginia” nos devuelve a las extensas tierras americanas. Un tema que huele a campos de algodón con la armónica de Jagger dando uno de sus mejores fraseos.

Con “Torn And Frayed, Sweet Black Angel” (preciosa percusión la de esta canción) y “Loving Cup” vienen momentos más tranquilos donde la banda aprovecha para ponerte los pelos de punta en más de una ocasión. Tras la calma vuelve la tempestad (¿esto era al revés, no?) y el riff cadencioso de “Happy”, otra de las “de siempre”, y la frenética “Turd On the Run” nos vuelven a hacer mover los pies para llevarnos de cabeza a una de las joyas, no ya del disco en si, sino de toda la carrera de los Rolling Stones: “Ventilator Blues”, una copla que, como su nombre indica, es un blues stoniano elevado a la máxima potencia.

Vuelven las féminas a los coros con la hipnótica “I Just Want To See His Face” y la bonita balada “Let It Loose”. La última parte del disco ya no es amor, es frenesí. Si antes hablábamos de Diamond Dogs o Quireboys como bandas que tenían como referente a The Rolling Stones, no podemos dejar de pensar en Aerosmith o Guns And Roses (salvando las distancias) al oír “All Down The Line” y es que la banda ha influido en medio planeta. “Stop Breaking Down” es un tema tradicional que en manos de estos tipos se convierte en un blues recién salido del infierno y “Shine A Light” es otra balada llena de sentimiento donde el protagonismo lo llevan las teclas (piano y órgano) y con uno de los mejores punteos de guitarra del álbum. Como cierre nos dejan “Soul Surivor”, una pieza cien por cien Rolling Stones que es un perfecto fin de fiesta.

Discutir cual es la mayor banda del planeta a estas alturas es un ejercicio absurdo ya que tendríamos muchísimas candidatas y no sería posible quedarnos con una sola, pero lo que si está claro es que The Rolling Stones es una de ellas, por historia y por discografía y éste uno de los discos clave de la banda y por ende del Rock And Roll.



[Una primera versión de este artículo fue publicada por el venerable Don Críspulo en The Sentinel].

©Don Críspulo

1 comentario:

  1. Esto no es un disco, es una antología del rock and roll empapado de todo lo que es el rock and roll. Junto al "Let It Bleed" mis dos discos de los Rolling Stones. Soberbia entrada como siempre querido.
    Saludos y abrazos.

    ResponderEliminar