ZEPPELIN ROCK: JUDAS PRIEST - Ram It Down (1988): CRÍTICA Review

sábado, 2 de abril de 2022

JUDAS PRIEST - Ram It Down (1988): CRÍTICA Review

 

por Rockología (@RockologiaTwit)
del blog Rockologia

Piensa uno que para una banda que llena estadios, con diez discos de estudio en su haber, en lo más alto de su carrera, lidiar con un nuevo álbum no es fácil. La dinámica de éxito que comenzó a finales de los setenta y que llegó a 1985 con Judas Priest a pleno rendimiento intentó parir un álbum doble que habría de llamarse Twin Turbo. Tenían preparadas más de veinte canciones. Pero la compañía de discos no lo vio claro y editó uno sencillo, Turbo, plagado de sintetizadores y coros amables. Lo cierto es que vendió muy bien (más que ningún otro), les llevó a girar por grandes recintos a lo largo de todo el planeta y les llenó el bolsillo de dinero (más aún). Pero los fans viejos les llamaban traidores, les decían que habían abandonado el heavy metal para recrearse en sonidos «modernos» ¿Qué hacer ante la grabación de un nuevo disco?


Y lo que hicieron Glen Tipton (guitarra), K. K. Downing (guitarra), Ian Hill (bajista), Dave Holland (batería) y Rob Halford (cantante) fue repescar algunas canciones sobrantes del proyecto Twin Turbo y regrabar las guitarras y algunas voces. Compusieron (o terminaron de componer, según) otras ocho y metieron una versión que originalmente se hizo para una banda sonora. Y con eso y una mezcla salió a la calle Ram it down.

Al undécimo disco de estudio de Judas Priest se le ha calificado como flojo, previsible, poco inspirado. Se dice de él que Halford hace uno de sus peores interpretaciones, que la batería está toda programada, que los sintetizadores siguen siendo protagonistas. Que dónde está el bajista. Que no hay buenas canciones. En definitiva, un disco olvidable.



Como siempre, rescatamos las mejores canciones, bien grandes incluso en el Universo de unos monstruos en lo suyo. La inicial Ram it down con su riff veloz y ese grito inicial del Metal God nos regala un anticipo de lo que sería Painkiller dos años después; buena letra y gran estribillo. El doble bombo de Hard as iron, con una sección de armonías guitarreras digna de Defenders of the faith, por ejemplo, otra gran interpretación de Halford y un excelente solo de Glenn. La épica Blood red sky, con sus ocho minutos crecientes desde la iniciática calma hasta el clímax final; quizá la canción en la que los sintetizadores mejor suenan, adornando la historia del cyborg o el guerrero metálico, que se enfrenta a su batalla final. El rock metal de estadio de I’m a rocker, con su letra simplona («I live each day like it’s my last/I live for rock and roll I never look back»). Incluso Come and get it, con un estribillo facilón pero pegajoso, contiene buenas guitarras. La autocomplaciente Monster of rock, con su rollo Black Sabbath en la construcción, te arrastra a una sonrisa de complicidad.

Es obvio que Ram it down no está entre los cinco mejores trabajos de Judas Priest. Pero es que Judas tienen mucho nivel. Quizá si se hubieran metido en el estudio con Chris Tsangarides (por ejemplo) y estas canciones hoy no estaríamos rescatando este disco del olvido metalero, quién sabe.

Suficiente basura para que te pongas a escuchar como se merece este Ram it down. Y si ya lo amabas antes, para recrearte una vez más.

1 comentario:

  1. Siempre tuve la fantasía de que Scott Travis regrabe las baterías de este disco. Esas baterías procesadas le restas algunos puntos a lo que para mí es un muy buen disco.

    ResponderEliminar