Mary, agobiada por las deudas, acabará aceptando y a partir de ese momento entrará en contacto con pacientes que le pagarán muchos dólares a cambio de bifurcaciones linguales, implante de prótesis diversas y modificaciones radicales del cuerpo -lo que incluye mutilaciones genitales o de miembros varios-, alterando su personalidad y su sentido de la ética, provocando en ella un cambio psicológico que la llevará incluso a no dudar en utilizar sus aptitudes para castigar a aquellos que le hacen daño. Piltrafillas, como ya os he avanzado, American Mary me gustó mucho. Pudiendo ser muy gore, la verdad es que exceptuando alguna escena salpicada por la sangre, de ninguna manera juega al exceso, centrándose mucho más en la transformación psicológica de Mary que en sus actos médicos. A resaltar el trabajo de la guapa Katharine Isabelle -que sin ser especialmente voluptuosa ni escandalosamente bella, resulta muy sexy -como surgeon butcher con lencería y tacones altos- y, por supuesto, el departamento de maquillaje y efectos visuales. La fotografía es oscura, pero, lejos de ser un lastre, es algo que refleja perfectamente los ambientes sórdidos de un mundo en el que –pese a las connotaciones éticas- nadie se somete obligado a este tipo de intervenciones y se trata de personas adultas que afrontan –no juzgaré si en posesión de sus facultades mentales- sus transformaciones físicas con total voluntariedad. En mi opinión, American Mary es el retrato de una víctima del sistema que escoge el camino equivocado a la hora de encarrilar su futuro primando la seguridad económica a los principios de su vocación. Lo reitero, una cinta muy recomendable.
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