ZEPPELIN ROCK: PETER GABRIEL - i/o (2023): CRÍTICA Review

lunes, 12 de febrero de 2024

PETER GABRIEL - i/o (2023): CRÍTICA Review

 

Por Esteban Martínez (@EMartineC)



Creo que es muy comentable cómo a muchos se nos aceleró el corazón en 2016 cuando un single como "I'm amazing" vio la luz. ¿Es qué finalmente llegaría tras casi dos décadas el sucesor para Up (2002)? Sin embargo, fue una falsa alarma. El tema formó parte de una colección de b-sides por lo que nuevamente debimos resignarnos, llegando con los años incluso a temer que el ansiado regreso de Peter Gabriel no llegaría y deberíamos conformarnos con sus discos de versiones sinfónicas y/o compilaciones varias. Finalmente, y cuando nadie lo esperaba, en 2023 comenzaron las buenas noticias: canciones que sistemáticamente durante el año fueron publicándose (una por mes, en cada luna llena) y armando lo que finalmente se transformó en i/o, doce canciones que en poco más de una hora configuran el regreso formal del genio inglés. ¡Al fin! Vuelve además en concordancia con lo que es, sin olvidar su obsesión por el buen sonido y la experiencia completa que engloba su propuesta, entregándonos el disco en dos versiones (bright/dark), ambas con sutiles diferencias en la producción.



En cuanto a lo estrictamente musical, i/o funciona como una respuesta respecto a lo que fue el Up, como una carta que ha tardado tiempo en llegar pero que al fin ha arribado a su destino. En esta ocasión Peter Gabriel de manera evidente ha intentado atenuar su tendencia a las atmósferas oscuras que acabaron inundando aquel trabajo de 2002. En ese sentido, i/o debe ser su disco más accesible desde aquel glorioso So (1986), y me salto intencionalmente a Us (1992), que maquilló su oscuridad mediante un temazo pop como "Steam", pero, la verdad sea dicha, fue también un álbum de difícil acceso en su propuesta. Pues bien, aquello es lo que Peter ha intentado matizar en su más reciente álbum, alternando de manera estricta piezas alegres y optimistas con otras íntimas y lúgubres, entregándonos un disco de dos caras bastante marcadas pero que se entrelazan en total perfección. 




De ahí que abra con algo como "Panopticom", cristalina y pulcra en su apertura entre cuerdas y electrónica subterránea, mecánica en su relato y explosiva en sus coros, un hitazo de proporciones dispuesto a mostrar credenciales de inmediato. Le seguirá una juguetona "The court", marcada por esa línea que va cortando el tema de tanto en tanto ("...and the court will rise while the pillars are fall") y desde acá, el ir y venir mencionado. Se sucederán una serie de temas esperanzadores como "i/o", donde Peter reflexiona humildemente respecto a nuestra conexión con la naturaleza declarándose "parte de todo", la fiesta que representan tanto "Road to joy" (con participación de Brian Eno) como "Olive tree", o una tierna "This is home" (con énfasis en las percusiones). Se le oye feliz a Peter en estas y aquello emociona, de ahí que el contraste con cosas más delicadas funcione, yendo abajo al piano en "Praying for time" o "So much", a la electrónica minimalista en "Four kind of horses" (pequeña gran joya del disco, una pieza que desborda en emoción) o "Love can heal", y cerrando en total calma con "And still" + "Live and let die". Varias de estas se extenderán por sobre los seis minutos pero lo dicho, que Peter no ha querido cometer el mismo error de Up, donde le quedaron muchos temas largos y pesados seguidos, entonces ha querido matizar con cosas más breves y derechamente alegres. 



El tiempo sabrá situar este i/o en el lugar que corresponde, que ahora cuesta ser objetivo con la emoción en los dedos. En contra juega el que no reinventa nada y recurre a sus trucos habituales, a favor lo hermoso del resultado, la oda a la belleza que representan cada una de las canciones que Peter Gabriel presenta, sin desperdicio y donde cada una revela una magia particular. Bendito sea...



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