ZEPPELIN ROCK: LIVING COLOÜR - Vivid (1988): CRÍTICA Review

jueves, 22 de febrero de 2024

LIVING COLOÜR - Vivid (1988): CRÍTICA Review

 

por Dani Matute (@dmatuteb)



Empecemos con una pregunta retórica. ¿Qué es lo que hace que un chaval (yo) se compre un vinilo de unos tipos negros que hacen algo parecido a música heavy, pero vestidos con americanas de colores vistosos combinadas con mallas de ciclista y botas de baloncesto? (Y más teniendo en cuenta que sus gustos musicales eran, todavía, poperos y mainstream). Quizás porque aún no sabía, y lo descubrió mucho más tarde, que le gustaba el rock y el eclecticismo fusionado que destaparon estos chavales. Ya os estoy desvelando el final de la entrada. Salvando la distancia sideral, parezco un García Márquez escribiendo en el primer renglón que Santiago Nasar estaba muerto para luego narrar cómo pasa: "El día en que lo iban a matar..." (recordad).



No será la primera ni la última que vez que cuente que mi hermano mayor era muy heavy y compartía con nosotros (y, amable y altruistamente, con todo el vecindario cuando le daba por sacar los altavoces a la ventana) su pasión por los melenudos cardados, por sus gritos agudos, como consecuencia de la estrechez de los pantalones que comprimían sus atributos y les ayudaban a llegar a los registros de los castrati, y por sus guitarreos salvajes. Sin embargo, cuando ponía el videoclip correspondiente al tema “Cult of personality”, a mí me llamaba mucho la atención lo distinto que los Living Coloür eran del resto de heviorros con los que nos deleitaba. Primero por la evidente diferencia en el color de la piel: no había visto ningún heavy de raza negra. Segundo, por llevar rastas en vez de greñas. Tercero, porque la música, a pesar de las guitarras, me sonaba a algo distinto que pensé que me iba a gustar. Pero, la verdad, es que aún no estaba preparado para ellos por lo que cuando me llevé el disco a casa fue una tremenda desilusión. Algo parecido a lo que me pasó con el Pornograffitty de los Extreme unos años después y que os conté en esta otra entrada. Es evidente la influencia de los Living en los de Nuno Bettencourt por esa fusión del heavy metal y del funk. Afortunadamente, con el paso de los años aprendí a apreciar a los dos grupos como se merecen.



La carrera de estos neoyorquinos despegó cuando tuvieron la fortuna de contar entre el público de uno de sus conciertos en el club CBGB de su ciudad, a un tal Mick Jagger. Sir Jagger quedó obnubilado por el buen hacer del grupo y eso le llevó a producirles una demo y conseguirles un contrato con Epic Records. Pero no quedó ahí la cosa, sino que produjo un par de temas en su álbum debut, este Vivid, y los contrató como teloneros, junto a los Guns N’ Roses, para varias fechas de su americano Steel Wheels Tour. Es triste, pero es más fácil triunfar cuando se tienen buenos padrinos.

Los integrantes de esta banda y que, por las fotos de la contraportada y del encarte interior, parece que inspiraron las indumentarias de Will Smith en el Príncipe de Bel-Air, son unos virtuosos músicos, especialmente el guitarrista Vernon Reid, alma del grupo. Muzz Skillings al bajo y Will Calhoun a la batería conforman una base rítmica poderosa y de muchos quilates. A la voz y como frontman, Corey Glover. Tocaron el cielo con este Vivid, ganando un primer Grammy en la categoría “Best Hard Rock Performance” por el tema “Cult of personality” en el año 90 al que siguió otro en el 91, en la misma categoría, por el tema “Time’s up” de su siguiente trabajo, del mismo título. Antes de su separación en el 95, con la sustitución de Skillings por Dough Wimbish, aún sacaron otro trabajo con muy buenas críticas, Stain, más oscuro y hardrockero. Dicen que esa deriva hacia una música menos fusión fue la que convenció a Skillings de haber llegado al fin de su aventura de colores vivientes. Tras su reagrupación en el año 2001 nos han regalado otros tres trabajos de estudio.

Si nos centramos en este plástico que os traigo, Vivid fue publicado en mayo de 1988. Producido casi en su totalidad por Ed Stasium, que previamente había trabajado de ingeniero en discos de los Ramones y Talking Heads y terminó produciendo a los primeros. En su carrera posterior produjo discos de Jeff Healy Band, Motörhead y Biohazard entre otros. Por cierto, ahora que escribo Motörhead, hay que señalar que la diéresis también aparece en el nombre de nuestro grupo, aunque no seamos conscientes de ello en la mayoría de ocasiones: Living Coloür. Como hemos apuntado antes, Mick Jagger produce dos temas. El diseño de la portada corre a cargo de The THUNDERJOCKEYS y las fotografías son de Drew Carolan. Mi edición es la española y aún conservo una nota interior que no he vuelto a ver en ningún vinilo, con una pequeña biografía del grupo y que os he dejado por ahí arriba.


 

El primer corte es el archifamoso “Cult of personality”, su mayor éxito comercial y que ayudó a que este LP vendiera más de dos millones de unidades. En su letra, múltiples referencias a figuras políticas, así como samples de discursos de Kennedy, Malcom X y Roosevelt. No creo que sea necesario añadir nada más sobre este himno del funk metal. Bueno sí: ¿por qué nos extrañó tanto que Glover vistiese mallas cortas en el clip cuando llevábamos toda la vida viendo al bueno de Angus Young con sus pantaloncitos? Y ya que estamos con preguntas: ¿os acordáis de cuando molaba llevar esas zapas tan ortopédicas, con lengüetas sobredimensionadas y que parecían más botas de astronauta que otra cosa? En España, las J’Hayber lo rompieron entre los heavys siendo, afortunamente, más discretas que las que llevaban estos chicos.

“I want to know” es una de las rolas más accesibles del vinilo, quizás por el estribillo, aunque cuenta con un gran solo hardrockero de guitarra.



En el tercer corte, “Middle man”, con un gran riff de guitarra y la atmósfera funky que da el bajo de Skillings, nos hablan de que son hombres corrientes. El inicio me recuerda mucho a Rage againts the machine. No en vano, en mi opinión, Living Colour, Red hot chili peppers, Extreme, Faith no more y los RATM, son los exponentes de más éxito de ese intento de fusionar el rock con el funk e incluso el hip-hop. Y creo que comparten en común, además de tener un guitarrista fuera de serie, contar con un bajista que le da un groove increíble e incontestable a todos y cada uno de sus temas. Por ejemplo, Flea, Tim Commerford y Muzz Skillings son bajistas que, ellos solos, le dan entidad a un tema, por la fuerza de sus riffs y la calidad de sus melodías y submelodías dentro de las canciones.

“Desperate people” es un pelotazo de proporciones bíblicas a pesar de no ser una de sus composiciones más famosas. Y es que, quizás, es la canción en la que demuestran todas sus virtudes al mismo tiempo. Os dejo una actuación en directo para que disfrutéis y comprobéis el virtuosismo del que hacían gala.

Se cierra la cara 1 con “Open letter (to a landlord)” muy melódica, al menos eso me parece a mí, con cierto toque soul. Ah, y la letra podría poner la banda sonora a un documental sobre la gentrificación de los barrios clásicos de nuestras ciudades: “I call this place my home / you call this place a slum” y “Now You can tear a building down / But you can’t erase a memory / These houses may look all run down / But they have a value you can’t see.”



 

Pasemos ahora a la cara B, a ver si mantiene el nivelazo mostrado en la primera parte del vinilo. No empezamos bien, porque “Funny vibe” no es lo que más me gusta. Reconozco que el inicio sigue demostrando el virtuosismo de los músicos, un sonido super metalero, pero no me gusta la colaboración de Public Enemy. Eso sí, siguen “mojándose” en las letras, denunciando los estereotipos atribuidos a los negros en su país…y en muchos más países: “No I’m not gonna rob you/No I’m not gonna beat you/No I’m not gonna rape you/So why you want to give me that”. En este sentido están más cercanos a los reivindicativos Rage againts the machine que a los Extreme, ya que sus letras están más enfocadas a la crítica social de aquellos.

Seguimos con una versión de los Talking Heads, uno de los precursores o representantes del funk punk. “Memories can’t wait” está claro que los influenció e intentan llevarla a su terreno echando más leña al fuego que en la original de Byrne y compañía.

La balada del disco es “Broken hearts”, un medio tiempo como mandan los cánones, con aire blusero, remarcado por el solo de armónica de Mick Jagger, pero con ese groove funky, con un solo de bajo seguido de otro de guitarra.

“Glamour boys” comienza, de nuevo, con un riff del bajo de Skillings, en este caso me parece un ritmo más jamaicano. Este es uno de los dos temas producidos por Jagger y habla de la superficialidad de sus tiempos (no hemos mejorado mucho, la verdad). Es la canción más popera (o más comercial) de todas. 

Un pequeño tema, de menos de dos minutos, titulado “What’s your favorite color? (theme song)” nos lleva al broche final del LP. También producida por Jagger, cierran con la fantástica y muy heavy “Which way to America?”. Una crítica a la realidad del sueño americano basada en el contundente bajo de Skillings y otro vertiginoso solo de Reid: “I look at the TV / Your America's doing well / I look out the window / My America's catching hell”.

Como desvelé al principio de la entrada, Vivid es un disco que compré sin saber que me iba a gustar más tarde. Sin saber que me iba a abrir el oído a este tipo de ritmo y fusión. Me condujo, sin saberlo a Red Hot Chili Peppers que, a pesar de que publicaron discos antes que ellos, no fueron famosos hasta más tarde. Me llevó a Extreme, aunque a ellos tampoco los disfruté en su momento. Y terminé en Rage againts the machine y Faith no more. Por todo ello, es uno de los vinilos de los que estoy más contento de tener en mi colección y mucho más teniendo en cuenta que estuvo arrinconado en su momento. Y además, es que un un trabajo rico rico y con fundamento.

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