La obra original de Jordi Casanovas (https://es.wikipedia.org/wiki/Jordi_Casanovas_Güell), titulada GAZOLINE, dirigida por Bárbara Merlo y Samuel Vázquez, al frente de su compañía teatral PRESENTE y LOGICA ESCÉNICA, es una llamada de atención a los poderes públicos de las grandes ciudades y también en las más pequeñas, sobre la marginación social y la necesidad de prestar atención a esas minorías, que si se abandonan a su suerte, cada vez crecen más y el drama y la tragedia acaban por provocar disturbios y males próximos a lo que llamamos estado de excepción, como ocurrió durante los meses de octubre y noviembre en los disturbios de París de 2005, cuando tras la muerte violenta de dos jóvenes dieron lugar a lo que podría haberse llamado ARDE PARIS: (https://es.wikipedia.org/wiki/Disturbios_de_Francia_de_2005#:~:text=), en la noche del 3 hasta el 4 de noviembre.
[Se ha escrito:
Los disturbios de Francia en el año 2005 se iniciaron el jueves 27 de octubre de 2005 cerca de París, pero se extendieron rápidamente al resto de Francia y a otras ciudades de Europa. Los disturbios se caracterizaron por el incendio de coches y por violentos enfrentamientos entre cientos de jóvenes y la policía francesa. Los incidentes comenzaron tras la muerte de dos jóvenes musulmanes de origen africano mientras escapaban de la policía en Clichy-sous-Bois, una comuna pobre en una banlieue («suburbio») del este de París, y fueron exacerbados por las declaraciones del ministro de Interior Nicolas Sarkozy, que llamó a los manifestantes iniciales «escoria».3 Los disturbios se expandieron a otras áreas de Francia (Sena y Marne, Val-d'Oise, Lille, Ruan, Dijón, y Marsella) y también a otros países (Bélgica, Dinamarca, Alemania, Grecia, Países Bajos, Suiza). En la noche del 3 de noviembre, 500 coches fueron quemados y varios incendios fueron provocados en Aulnay-sous-Bois, Noisy-le-Grand, Neuilly-sur-Marne, Le Blanc-Mesnil, y Yvelines].
La magia del teatro hace que durante esa escasa hora y media, el público asistente a la representación se sumerja en las vidas y los acontecimientos que los protagonistas nos ponen delante, y emociona ver la parte íntima de cada uno y, por extensión, de todos los que no vemos, pero que en estos casos de movimientos de rebeldía forman un bloque dispuesto a enfrentarse sin armas a la fuerza pública que los reprime. Ante trabajos como este, se reconoce que estos acontecimientos no hubieran tenido lugar de haber actuado los que gobiernan prestando la atención debida a los más desfavorecidos. Pero lo grave de esto es que, a pesar de los estallidos de violencia y las consecuencias dramáticas sobrevenidas, pasan y continúan sin ponerles remedio. Esto hace pensar si, realmente, estas situaciones están previstas y desean que se produzcan para tapar o cubrir otras más graves que tampoco son capaces de solucionar.
Durante la representación más de una vez me vino a la memoria la inmensa tragedia que está viviendo Gaza - Palestina, aplastada bajo el poder de Israel y la ayuda de Estados Unidos y Europa, que con la excusa de haber sido iniciada esa guerra por los primeros en este caso, sin analizar los más de 70 años de conflictos, creen que eso se soluciona exterminándolos. Diferente es lo que está ocurriendo entre Rusia y Ucrania, pero es otra guerra más originada por las fronteras y por las ambiciones de poder, así como por los intereses económicos y las riquezas que aporta la inmensa cantidad de material de guerra, armas, municiones, tecnología que mueve cada enfrentamiento bélico de este calibre. ¡Basta ya!
Atendiendo a la obra en la que anoche participamos como público atento e interesado, tanto la dirección como las interpretaciones de las actrices y actores, así como la ambientación, diseño de vestuario y sonido son dignas de conocerse y deben ayudar a tomar medidas para que estos actos no vuelvan a producirse
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