Llegó el momento de escribir respecto a uno de los álbumes más lamentablemente esperados del año. Y es que si bien la discografía de Six feet under venía desplomándose álbum tras álbum desde hace al menos una década (lo cual coincide con el cambio de integrantes de 2011, digámoslo), tanto Undead (2012) + Unborn (2013) como el posterior Crypt of the devil (2015) resultaron ser discos perfectamente disfrutables, no así Torment (2017), la primera señal de que algo andaba mal con Chris Barnes tanto en términos de ideas como vocales, asunto que acabó por evidenciarse dramáticamente en el espantoso Nightmare of the decomposed (2020). El morbo con este nuevo disco estaba por tanto instalado y no pocos lo esperaban con la mesa dispuesta a descuartizar lo que viniese, y bueno, con el disco ya entre nosotros desde hace un par de meses (lo cual siempre ayuda al análisis) las preguntas caen de cajón: ¿es el desastre esperado? ¿Barnes está realmente acabado? ¿mejora respecto al nefasto antecesor? Pues veamos...
Lo primero, que nobleza obliga: lo han intentado. Cuatro inéditos años se han tomado para lanzar este Killing for revenge, lo cual evidencia que Chris + Jack Owen sintieron el golpe por lo que han intentado volver con algo de nivel (comenzando por la portada, a cargo de Vincent Locke, el mismo creador de las primeras de Cannibal Corpse). El problema es que jamás Six feet under ha sido una banda particularmente innovadora y si a eso agregamos el desgaste vocal de Barnes, que decir, es poco lo que se puede hacer. Por esto mismo es que seguramente la banda intenta abrir de manera agresiva mediante el tridente 'Know-nothing ingrate' + 'Accomplice to evil deeds' + 'Ascension', diez minutos donde la agrupación acelera a fondo y recurre al manual death para generar impacto. El resultado es disfrutable, digámoslo, sin embargo basta que los tiempos bajen para que todo comience a caerse a pedazos. A la vuelta de la esquina 'When the moon goes down in blood' suena tremendamente básica desde lo instrumental mientras que 'Hostility against mankind' expone todos los problemas de Chris Barnes en las voces, un tipo que (literalmente) ya no puede cantar, solo berrear frases cortas. Desde lo musical también el asunto impacta, ¿qué es eso que realizan pasado el 1:45? ¿En serio no pueden componer algo menos amateur?
Algo más entretenida parece sonar 'Compulsive', el único tema además donde la guitarra de Jack Owen impone presencia y pareciese desesperadamente con ese solo querer levantar el nivel, muy poco eso si ante un disco que en su segunda parte toca fondo, sobre todo con 'Neanderthal', transformada desde ya en el chiste del álbum, el meme hecho música. Algo que ya ni siquiera da pena, es que te partes de la risa oyéndola. Luego, de la recta final es poco lo que se puede decir más allá de que no se distinguen diferencias entre 'Judgement day' , 'Bestial savagery' y 'Mass casualty murdercide', completamente genéricas todas. Finalmente, que en el cierre te planten un rocanrolazo como 'Hair of the dog' de Nazareth, con Barnes haciendo un completo ridículo en las voces, a mi curiosamente me ha dejado un gusto simpático. Al menos se ríen de nosotros y de ellos mismos, al menos pareciese se pasaron un buen rato juntos grabando esto. Es algo...
El disco es malo. Es cierto que más bajo que Nightmare of the decomposed no se podía caer por lo que alguna cosita acá ha servido para levantar el ánimo, pero tal parece que para mucho más Six feet under no está.
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