Extreme lo habían dejado quince años atrás, tras aquel Saudades of rock (2008) que llegaba tras otros doce años de silencio para sumarse a la ola de regresos noventeros que se produjeron a fines de la primera década de los dos miles. Es decir, no hablamos de una carrera particularmente regular por parte de los norteamericanos, lo cual seguro guarda relación con una incapacidad de la banda para escapar del hard rock que siempre les caracterizó. Y no es que mantenerse fiel a un estilo sea algo particularmente negativo pero si complicado cuando los tiempos van cambiando y decides mantenerte estancado a un sonido que mostró lo mejor de si hace bastantes años.
Algo de esto se anticipó con los singles desde hace meses estuvieron calentando el ambiente. Canciones como 'Rise' o 'Banshee' dieron muestras de una formación afilada en términos de actitud y sonido pero ciertamente encapsulada en el tiempo. ¿Positivo o negativo? Aquello había que dirimirlo con el disco entre nosotros.
Yendo por tanto a lo que Six propone, cabe mencionar que la fórmula funciona durante gran parte del trayecto. Gary Cherone evidentemente no es el mismo de antaño (61 años ya, no es menor), su registro alguna vez privilegiado, y que le llevó incluso a ser parte de Van Halen en aquel lejano 1998, ha perdido notas pero el tipo sostiene la bandera del glam aún con fuerza, mientras que Nuno Bettencourt continúa siendo capaz de entregar pinceladas de su talento como ocurre en la mencionada 'Rise', o levantando baladas insípidas como 'Other side of the rainbow' o 'Small town beautiful'. De esta forma el disco en su primera mitad apostará por un sonido bastante tradicional entre baladas melosas y secciones aceleradas estilo '#Rebel' o 'Banshee', siendo recién tras el nudo cuando la banda se dará el gusto de (¡al fin!) explorar un tanto fuera de la caja abordando tonalidades algo más oscuras que aportarán diversidad.
Nos traen de regreso el grunge en 'The mask' o 'Save me' y también convencen en esos interesantes coqueteos electrónicos que presentan 'Thicker than blood' o los casi seis minutos de 'X out' (de lo más fascinante en el disco). Como verdadera curiosidad quedará la juguetona y veraniega 'Beautiful girls' mientras que las baladas 'Hurricane' o 'Here's to the losers' (bonita la primera, realmente innecesaria la segunda) sonarán en la recta final para traer el orden de regreso.
En su sexto álbum Extreme por lo general cumplen. Intentan evidentemente responder a lo que su público busca oír, es decir, un hard rock anclado tres décadas atrás complementado con baladas melosas bastante de manual (son hijos de los noventa, no lo pueden esconder). También regalarán eso si tres o cuatro canciones que arriesgarán más de lo debido y que acaban por ser lo verdaderamente interesante que nos trae este regreso. De todo un poco por tanto por parte de una banda que parece haber intentado acá darse ciertos gustos sin sacrificar su esencia.
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