ZEPPELIN ROCK: BLONDIE - Parallel Lines (1978): CRÍTICA Review

martes, 18 de julio de 2023

BLONDIE - Parallel Lines (1978): CRÍTICA Review

 

The Hunter



Este tercer álbum, titulado Parallel Lines, les sirvió a Blondie para tomar al asalto las tiendas de discos así como las emisoras de radio a ambos lados del Atlántico (hoy resulta incluso extravagante leer que una banda llegaba a vender millones de discos) y es que con un comienzo como el que forman la trilogía de temas inicial no era para menos. "Hanging On The Telephone" (no está de más recordar que la original pertenecía a The Nerves), "One Way Or Another" y "Picture This", con Debbie Harry cantando ahora de manera dulce ahora de forma estridente, aunque siempre lúbrica, hacen saltar chispas.



En contraposición con el sonido menos colorista de su debut, Mike Chapman lleva a los neoyorquinos hacia terrenos decididamente pop pero no exentos de riesgo como la atmosférica ensoñación espacial (cortesía de Robert Fripp) con la que se presenta "Fade Away And Radiate" o las guitarras a todo volumen del pastiche (dicho en este caso sin ánimo peyorativo) cuasiprogresivo de "I Know But I Don´t Know". Más singles bombásticos como "Sunday Girl" y, sí, "Heart Of Glass" que derriba cualquier prejuicio con la frágil y sexy interpretación de la rubia vocalista y el más que convincente ritmo disco que imprimen Clem Burke y Niggel Harrison. A (re)descubrir junto a las anteriores, perlas como la inocente "Pretty Baby", la urgencia de "Will Anything Happen", una "Gonna Love You Too" que traslada las playas californianas a pleno centro de Manhattan, el perfecto broche de oro que significaba "Just Go Away" ( en el que una altiva Debbie Harry nos despide al ritmo de "don´t go away sad/don´t go away mad/just go away") o mi favorita, "11:59", adictiva con ese teclado encantadoramente kitsch y esa coda, irresistible invitación a dar palmas toda la noche.



Parallel Lines puede que no cuente con el "pedigrí" (al menos para el público más cerril, ya sabemos que hay quien rechaza el éxito masivo per se) de todo un Rocket To Russia pero junto a la obra maestra de los Ramones, los primeros discos de The Undertones, The Jam y Elvis Costello o el Singles Going Steady de los Buzzcocks conforma un poker (o repoker) imbatible donde el punk, el pop salido del Brill Building o la melodía perfecta a lo British Invasion se daban la mano para ir más allá del escupitajo a las primeras filas y el "muere joven y deja un bonito cadáver", sustituyendo crestas y mugre por elegantes zapatos mod, parkas o corbatines (bueno, y cazadoras de cuero).

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