¿Qué os parece el argumento, piltrafillas? Exacto, es una ida de olla total. Pero la verdad es que resulta muy distraída. Con una presentación de cinco minutos con música de Chopin y algunos detalles que nos indican que parte del dinero obtenido por el realizador le ha venido de marcas comerciales –algo que queda bastante claro conforme avanza la película-, vemos cómo el protagonista –que se maquilla con un bigote de lo más ridículo y viste pantalones cortos- es un perfecto ciudadano que recoge los papeles del suelo mientras recorre las calles de Seúl. A partir de que el azar le haga encontrarse con Mónica, la comedia amorosa, el cine de artes marciales, la ciencia ficción y pinceladas de torture porn muy soft –por no verse, no se ven ni nalgas ni un triste pecho desnudo- y algo de gore se darán la mano en esta inclasificable cinta –la pelea en el callejón con los asaltantes de la joven está acompañada por un tema de reminiscencias taurinas, no os digo más- que no hay por donde coger pero que resulta entretenida y muy fresca aunque hubiese ganado con algo menos de metraje. Claro que entonces hubiese estado entre un corto y un largometraje, es decir, ni chicha ni limoná. Aún así, no me entendáis mal, piltrafillas, por supuesto que os la recomiendo, pero no esperéis nada del otro mundo. Y de bikinis nada; en ese sentido el título es de lo más tramposo.
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