Carros de fuego
por MrSambo (@Mrsambo92)
del blog CINEMELODIC
En general, el deporte no ha traído grandes títulos ni obras maestras, más allá del boxeo, que tiene su lista particular. Una de las actividades de ocio más practicadas a menudo se muestra con dificultades en pantalla. Por ejemplo, el fútbol, el deporte rey, es tremendamente anti cinematográfico, sólo las historias que lo contienen hacen de algunos títulos, pocos, algo aceptable. En cualquier caso, este subgénero ha dejado muchas películas que son recordadas y amadas por los espectadores, fueron éxitos o funcionaron aceptablemente, sobre todo en el cine americano con sus deportes predilectos. Personalmente, muchas de estas películas me gustan, como deportista que es uno, y me llegan, más allá de su calidad.
He dejado fuera el boxeo, porque le hice lista propia, así como los documentales, series y películas de motor, que espero también tengan lista propia.
Las mejores películas sobre el deporte de la historia del cine
BIENVENIDOS A BELLEVILLE (2003), de Sylvain Chomet.
Original cinta de animación francesa que incluso fue nominada al Oscar. Nada que ver con los habituales títulos infantiles. Buena y bonita película.
CAMINO A LA GLORIA (2006), de James Gartner.
Baloncesto al poder. Basada en hechos reales, retrata la hazaña de Don Haskins, que llevó por primera vez a un equipo de jugadores afroamericanos a la NCAA.
CAMPO DE SUEÑOS (1989), de Phil Alden Robinson.
Una bonita y encantadora película que muchos ochenteros y noventeros recordarán. Sensiblera para unos, con un toque mágico para otros. Costner y el beisbol.
CARROS DE FUEGO (1981), de Hugh Hudson.
Con “Carros de fuego” se hizo una apuesta por dar mayor prestigio al género deportivo, una cinta ambiciosa que aspiraba a ser el título referente por antonomasia. En cierta medida lo logró, especialmente gracias a la mítica banda sonora de Vangelis, que la ha hecho eterna. A pesar de ello, peca de academicista en una dirección además algo ensimismada.
DECISIÓN FINAL (2014), de Ivan Reitman.
No es ninguna genialidad, pero sí un título apreciable sobre la parte de atrás del deporte, en este caso sobre las gestiones en un equipo de Fútbol Americano.
EL COLEGIAL (1927), de James W. Horne.
Buster Keaton haciendo deporte. ¿Qué más podemos pedir? Atletismo, piragüismo, beisbol… y muchas carcajadas.
EL ESTUDIANTE NOVATO (1925), de Fred C. Newmeyer y Sam Taylor.
Más humor mudo y físico de otro maestro del género. Escenas inolvidables y antológicas con el gran Harold Lloyd.
EL INGENUO SALVAJE (1963), de Lindsay Anderson.
Ahora le toca el turno al Free Cinema en otro drama con la juventud como protagonista y su choque con la realidad. Una buena película.
EL MEJOR (1984), de Barry Levinson.
Otra de beisbol que contiene ciertas alegorías sociales. Un veterano jugador y un concepto crepuscular para un acertado título que tiene algo de cuento de hadas.
EL ORGULLO DE LOS YANQUIS (1942), de Sam Wood.
Una de las grandes cintas deportivas clásicas, protagonizada por Gary Cooper y magníficamente narrada por Sam Wood. Un vigoroso biopic de una leyenda del beisbol: Lou Gehrig, que dio nombre a la Esclerosis Lateral Amiotrófica. Mítico jugador de larga carrera al que repentinamente le diagnosticaron una misteriosa enfermedad, la citada. Aquí encontraremos a Walter Brennan y a otro mito del beisbol como es Babe Ruth, entre otros.
EL RELEVO (1979), de Peter Yates.
Fue un inesperado éxito. Una de ciclismo, deporte no muy tocado. De los mejores ejemplos que ha dado el cine sobre el mismo, y eso sin ser ninguna obra de arte. Agradable y reivindicable trabajo, quizá ahora olvidado, de feliz reflexión.
EVASIÓN O VICTORIA (1981), de John Huston.
Un clásico que los futboleros valorarán en su justa medida. Sin ser una gran película, resulta un título entretenido y con muchas virtudes con las que gozar, sobre todo si te gusta este deporte. Puedes ver a Pelé y ¡a Stallone de portero…!
FRIDAY NIGHT LIGHTS (2004), de Peter Berg.
También fue una prestigiosa serie. Basada en hechos reales, sigue a un equipo de Fútbol Americano en una ciudad en crisis.
HOOSIERS: MÁS QUE ÍDOLOS (1986), de David Anspaugh.
Para los amantes del baloncesto, una cinta prototípica, imitada hasta la saciedad. El profesor que debe encauzar a un equipo de jovenzuelos contra todo y contra todos. Gran Gene Hackman.
INVICTUS (2009), de Clint Eastwood.
Estaba en tremenda forma Clint en estos años. Es cierto que es convencional, correcta, pero siempre bien narrada y transmitiendo toda la fascinación que Eastwood siente por el hecho y los personajes.
JERRY MAGUIRE (1996), de Cameron Crowe.
Una divertida comedia dramática que le dio una nominación a Cruise y un Oscar a Cuba Gooding Jr. Su gran problema es su excesivo metraje, pero resulta entretenida. Renée Zellweger salió disparada a la fama.
LA IMPETUOSA (1952), de George Cukor.
Divertida comedia romántica con Spencer Tracy y Katharine Hepburn, manager y atleta, con todos los ingredientes clásicos para el disfrute.
LA SOLEDAD DEL CORREDOR DEL FONDO (1962), de Tony Richardson.
Un clásico del Free Cinema. Juventud, realismo y crítica social, un estilo urbano… Una grandísima película, emocionante y vibrante, imprescindible para todo cinéfilo.
LAAGAN, ÉRASE UNA VEZ EN LA INDIA (2001).
Película india nominada al Oscar y con el mundo del cricket decorando el fondo político con el colonialismo británico y las ansias de independencia autóctonas.
LOS BÚFALOS DE DURHAM (1988), de Ron Shelton.
Trío amoroso, novatos, veteranos, comedia, sensualidad y beisbol. Un entretenido popurrí con uno de los actores más deportivos. Kevin Costner.
MARATHON (2005), de Chung Yoon-chul.
Deporte y discapacidad. Un chico diagnosticado con autismo y su sueño de participar en una maratón. Una emotiva y eficaz cinta poco conocida por venir de una filmografía que va expandiéndose poco a poco.
MONEYBALL (2011), de Bennett Miller.
Obra inteligente, brillante, emocionante y original que ha tirado por tierra mis prejuicios y de la que se disfruta sin lugar a dudas. Desde su sencillez, deja momentos y reflexiones magníficas.
PLUMAS DE CABALLO (1932), de Norman Z. McLeod.
Un título de los Hermanos Marx. En esta ocasión la liarán en el mundo deportivo universitario. No es uno de sus films más destacados, pero contiene momentos y diálogos brillantes, como casi siempre.
REBOUND (1996), de Eriq La Salle.
Es un telefilm, pero merece la pena. Retrato de la vida de Earl Manigault, un chico que jamás llegó a ser jugador profesional, pero que muchos consideran el mejor jugador de baloncesto de la historia. Un duro film sobre un talento malgastado que dejó huella.
RUDY, RETO A LA GLORIA (1993), de David Anspaugh.
El deporte es un vehículo ideal y perfecto para historias de superación. Esta es un pequeño y tierno clásico protagonizado por Sean Astin.
THE DAMNED UNITED (2009), de Tom Hooper.
Una de las grandes cintas sobre el mundo del fútbol, hay que decirlo. Hooper es un director más que interesante y del que he analizado algunas cintas, descubriendo un gran talento. Basada en hechos reales, la historia de Brian Clough y el Leeds United es fascinante y satisfará a todos los amantes del deporte rey.
THE WAY BACK (2020), de Gavn O’Connor.
Más basket. Un entrenador alcohólico interpretado por Ben Affleck, que hace un estupendo trabajo, buscando una redención tras su tiempo de gloria como jugador, intentado resucitar como entrenador a un mediocre equipo. Historia manida pero eficaz.
TIN CUP (1996), de Ron Shelton.
Divertida comedia romántica sobre la competitividad y el placer del juego. De nuevo con Costner, un clásico del cine deportivo. Y también René Russo.
TITANES, HICIERON HISTORIA (2000), de Boaz Yakin.
Un clásico en el cine de Hollywood, el del entrenador que encauza a un desastrado equipo de (baloncesto, hockey, beisbol, fútbol americano) para que logre éxitos que parecían imposibles y sus miembros maduren como Dios manda. Aliñado aquí con el tema racial, resulta, como casi siempre, efectivo.
UN DOMINGO CUALQUIERA (1999), de Oliver Stone.
Con el habitual estilo chillón y hortera de Stone, y un reparto de lujo, tenemos un eficaz retrato del mundo del Fútbol Americano desde distintos puntos de vista.
VIDA FÁCIL (1949), de Jacques Tourneur.
Una película poco conocida de un excepcional director. La protagoniza Victor Mature, que hace un gran trabajo, para que luego digan. Interesante curiosidad.
WARRIOR (2011), de Gavin O’Connor.
Puede engañar este film al sumergirse en el mundo del boxeo y las artes marciales, pero se trata de un poderoso drama, lleno de fuerza y vigor, de notable calidad y bien interpretado.
YO, TONYA (2017), de Craig Gillespie.
Hay algo de destino irremediable en que Tonya Harding termine convertida en Toro Salvaje. Ella, convertida en una especie de metáfora en la película de la América de los 90, tocando fondo y levantándose de nuevo, un espejo de aquel Jake La Motta que encarnó Robert De Niro para Martin Scorsese. Una magnífica película que casi calca el estilo nervioso scorsesiano, digna de aquel.
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