by King Piltrafilla (@KingPiltrafilla)
Pues no, claro que no. Si sois piltrafillas auténticos no haréis otra cosa que disfrutar de esta La novia ensangrentada sin hacer caso de detalles sin importancia como que Susan siga vistiendo de novia, no sólo al llegar al hotel sino al proseguir viaje hasta la mansión familiar, como si viajasen sin ropa de muda. Tampoco debe extrañaros que la joven que reside en el pazo –porque sin duda alguna la acción transcurre en Galicia- se llame Carol en lugar de Carmen o Martina. Total, que los días pasarán mientras Susan –que parece rehuir el contacto carnal que su esposo le solicita- decora la casa con flores, descubre cosas del turbio pasado familiar y sufre de alucinaciones al ver a una mujer en sueños que intentará que asesine a su marido. No quiero contaros más sobre una película palomitera que bien podrían haber firmado Jesús Franco o Jean Rollin –por los leves tintes vampíricos- y de la que sólo resaltaría la correcta factura y la presencia de la guapita Maribel. En cuanto a la aparición en escena del misterioso espíritu que atormenta a Susan, la materialización de la imagen onírica de Mircala en el mundo de los vivos..., bueno, amiguitos, puedo asegurar que se sale de lo corriente y que aun ahora sigo intentando discernir si se trata de una genialidad del realizador o lo más friki e inverosímil que he visto en la vida. A pesar de este detalle sin importancia en el conjunto, recomendada sin duda.
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