ZEPPELIN ROCK: JOHN FORD vs. ALFRED HITCHOCK: Sus mejores películas (años 50)

domingo, 30 de mayo de 2021

JOHN FORD vs. ALFRED HITCHOCK: Sus mejores películas (años 50)

 


por MrSambo (@Mrsambo92)
del blog CINEMELODIC



Os propongo un duelo entre dos de los más grandes en una de sus décadas de madurez. El clasicismo invisible de Ford contra el estilo retorcido y expresivo de Hitchcock. ¿Quién creéis que vence en esta década? ¿Qué películas marcan la diferencia? ¿Quién logró más obras excelsas o que os gustan personalmente? Primer round.


FORD


BILL, QUÉ GRANDE ERES (1950), de John Ford. 

Una película poco conocida del maestro. Dentro del ámbito militar y en tono de comedia, se sale del tópico y el estilo más reconocible del cineasta, donde también se intuye cierta amargura.

CARAVANA DE PAZ (1950), de John Ford. 

Ford casi en la pura digresión. Western, humor, aventuras, romance… con la calidad narrativa del maestro. Pequeña joya poco conocida del genio.

RÍO GRANDE (1950), de John Ford. 

Gran western fordiano donde lo épico se funde con lo familiar. John Wayne y Maureen O’Hara vuelven a demostrar su química en pantalla. Una pareja antológica.

EL HOMBRE TRANQUILO (1952), de John Ford. 

Legendaria obra maestra. Una de las películas más celebradas del mejor director de la historia, lo que ya imaginan qué significa. Y lo logra alejado del western, en una comedia dramática y rural donde Ford destila toda la esencia de su maestría. Wayne y O’Hara están inconmensurables y el director eleva a obra de arte cosas tan antagónicas como un beso y una pelea en el mismo film. Sencillamente imprescindible. De obligadísimo visionado.




EL PRECIO DE LA GLORIA (1952), de John Ford. 

Remake de una cinta rodada por Raoul Walsh en 1926, es otro bélico de Ford, no muy conocido y de nivel lejano a sus grandes obras. James Cagney en un título que mezcla toques de comedia y melodrama.

EL SOL SIEMPRE BRILLA EN KENTUCKY (1953), de John Ford. 

Encantadora y comprometida película que estaba entre las favoritas del genio, por lo que necesariamente hay que tenerla muy en cuenta. Sutil, profunda e inteligente. Simpática y conciliadora. Magnífica.

MOGAMBO (1953), de John Ford. 

Mítica película en la que la censura en España transformó un adulterio en un incesto. Una joya auténtica del cine de aventuras con un trío protagonista espectacular, en talento y belleza. Un mítico y ejemplar triángulo amoroso cien mil veces imitado. Clark Gable, Grace Kelly y Ava Gardner. La maestría de Ford de nuevo irguiéndose orgullosa. Mogambo sería un remake de la cinta de 1932, dirigida por Victor Fleming, “Tierra de pasión”, también protagonizada por Gable.

CUNA DE HÉROES (1955), de John Ford. 

Un título en apariencia convencional al que Ford convierte en algo especial. Sólo por la escena de la muerte en el porche ya merece la pena el visionado.

ESCALA EN HAWAI (1955), de John Ford y Mervyn LeRoy. 

Dúo de grandes directores para esta comedia bélica entretenida y sin grandes pretensiones que es un acierto pleno. Jack Lemmon consiguió aquí su primer Oscar.

CENTAUROS DEL DESIERTO (1956), de John Ford. 

Para muchos el mejor western de la historia y una de las mejores películas de todos los tiempos. Poco más que añadir. El talento destilado y depurado del mejor director de la historia en una obra dura, poética, divertida, áspera, reflexiva, madura, profunda, con un antihéroe antológico y planos que son el cenit del celuloide. Imprescindible para cualquier cinéfilo que se precie.




ESCRITO BAJO EL SOL (1957), de John Ford. 

Siento una debilidad especial por esta joya de Ford. Para muchos un título menor, pero es un melodrama soberbio que va de la comedia al drama triunfando en ambas facetas, que parecen de películas distintas. Puede tener defectos, pero la hondura de sus reflexiones y retrato de sus personajes, esconden las claves que interesan al genio. John Wayne y Maureen O’Hara, pareja mítica donde las haya, están impecables.

LA SALIDA DE LA LUNA (1957), de John Ford. 

Una pequeña y corta película por episodios donde Ford retrata la vida irlandesa, desde sus valores a sus costumbres más cotidianas. Merece la pena, también desde lo estilístico. Una obra distinta, y a la vez reconocible, del maestro.

EL ÚLTIMO HURRA (1959), de John Ford. 

Obra maestra del genio Ford donde reflexiona, muestra y analiza los entresijos de la política local. Spencer Tracy está impecable. La profundidad y la poesía se dan la mano con una naturalidad que casi duele. Imprescindible.

UN CRIMEN POR HORA (1958), de John Ford. 

Otra cinta poco conocida de Ford con una entretenida mezcolanza de comedia, drama, intriga y acción. Una simpática y caótica película que queda lejos de las grandes obras del maestro, pero que se ve con agrado.

MISIÓN DE AUDACES (1959), de John Ford. 

Magistral Western de Ford. John Wayne y William Holden hacen un trabajo maravilloso en otra de esas obras sublimes del maestro. Y a pesar de todo merece más reconocimiento.


HITCHCOCK



PÁNICO EN LA ESCENA (1950), de Alfred Hitchcock. 

Un clásico de Hitchcock que lejos de sus obras maestras es célebre por sus recursos narrativos, mentiras subjetivas que el espectador da por verdaderas, en un juego típico del genial cineasta. Película entretenida.

EXTRAÑOS EN UN TREN (1951), de Alfred Hitchcock. 

Mítica película del maestro, que adapta a Patricia Highsmith. La trama era perfecta para Hitchcock, que aunque elimina los elementos homoeróticos o los encubre casi por completo, ejecuta una joya de la intriga y el suspense. Imprescindible.

YO CONFIESO (1953), de Alfred Hitchcock. 

Aunque no era muy del gusto del maestro, que consideraba su planteamiento inicial absurdo, es un mecanismo excelente de suspense, una película que, particularmente, me gusta mucho. Montgomery Clift, hierático y firme en sus convicciones, realiza un gran trabajo acompañado de Anne Baxter.

CRIMEN PERFECTO (1954), de Alfred Hitchcock. 

Las más exitosa y famosa obra de cámara de Hitchcock. De evidente carácter teatral, el genio logra destilar su esencia cinematográfica para dejar al espectador pegado a la pantalla (y a la belleza de Grace Kelly), con una narración perfecta.

LA VENTANA INDISCRETA (1954), de Alfred Hitchcock. 

La película de suspense, el thriller, más depurado de la historia. Plano, contraplano y plano de reacción… así toda la película. ¡Y es capaz de contar unas ocho historias distintas en un mismo escenario (colosal escenario)! Y no sólo eso, desnuda a la perfección los más bajos instintos, los más ocultos y vergonzosos, de cualquiera de nosotros. Eso sí, con el rostro de James Stewart y Grace Kelly, que es la cara más bella vista en el celuloide. Inspiradísimo Hitchcock en este 1954. Obra maestra absoluta.




ATRAPA A UN LADRÓN (1955), de Alfred Hitchcock. 

Una de las cintas más encantadoras del maestro, con una pareja inolvidable, que arrebataba las pantallas. Pocas parejas podían aglutinar tanta belleza y glamur. Cary Grant y Grace Kelly. Entre la comedía y la intriga, una auténtica delicia, aunque no llegue a obra maestra.

PERO… ¿QUIÉN MATÓ A HARRY? (1955), de Alfred Hitchcock. 

En clave de comedia negra, tenemos aquí una intriga hitchcockiana que ciertamente queda lejos de sus grandes títulos. Aún así, es un aceptable entretenimiento.

EL HOMBRE QUE SABÍA DEMASIADO (1956), de Alfred Hitchcock. 

Remake de la película que el propio Hitchcock rodara en 1934. James Stewart impecable y Doris Day inmensa, junto a la tonada inolvidable que sirve de leit motiv. Una de las joyas más conocidas del maestro.

FALSO CULPABLE (1956), de Alfred Hitchcock. 

Uno de los grandes temas estructurales del cine de Hitchcock llevado al título. En un tono casi documental, el director se aleja incluso de su estilo habitual para mostrar en toda su crudeza el sufrimiento de un hombre falsamente condenado, beneficiándose del trabajo de Henry Fonda. Mucho más psicológica, descarnada, real, pero igualmente brillante.

VÉRTIGO (DE ENTRE LOS MUERTOS) (1958), de Alfred Hitchcock. 

Obra maestra hitchcockiana, uno de sus grandes trabajos, que en ciertas listas ha alcanzado el puesto número 1 de las mejores películas de la historia. Ni siquiera es la que más me gusta del maestro, pero es sencillamente magistral. James Stewart, en un papel mucho más oscuro que de costumbre, vuelve a estar perfecto junto a una arrebatadora Kim Novak. La atmósfera onírica y enrarecida del conjunto es obra del genio.

CON LA MUERTE EN LOS TALONES (1959), de Alfred Hitchcock. 

No sólo es una de las mejores películas de la historia, sino que, sin lugar a dudas, es la más entretenida. Todo el universo hitchcockiano sublimado. Acción, aventura, humor, suspense, discurso soterrado, absurdo… y el héroe hitchcockiano por antonomasia: Cary Grant. Envidio a quien no la haya visto aún. La película que recomendaría a cualquiera para que se aficionase al Cine Clásico… y al Cine sin apellidos.



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