por JLBM
Tras aquel primer intento fuera de su banda, Lou Reed trató de encontrarse a sí mismo con algo lo suficientemente alejado de su reciente historia con la Velvet Underground. Para ello contó con la inestimable ayuda de David Bowie y de su guitarrista en The Spiders From Mars, Mick Ronson, quienes utilizarían su experiencia en el llamado Ziggy Stardust de junio del 72 para lanzar y potenciar la transición de Lou Reed desde la Velvet Underground hasta su carrera en solitario.
En noviembre de 1972, Lou Reed publicaba Transformer, un artefacto al que la producción y soporte de Bowie y Ronson añadieron grandeza a su calidad y sonoridad. Una ayuda que se hizo notar sin entorpecer el sonido y la música de su protagonista. Bowie no escribió nada en Transformer, pero logró que sus temas sonasen como el los había imaginado, al tiempo que Ronson moldeaba unos paisajes sonoros para un trabajo absolutamente imprescindible.
El propio Mick Ronson liderando las guitarras, el inmenso bajista de estudio Herbie Flowers, de los Blue Mink y T Rex, el baterista de sesión John Halsey, y el tremendo saxo barítono del músico de jazz Ronnie Ross, un tipo que había tocado para el White Album de los Beatles y profesor de saxo de Bowie, entendieron a la perfección los sonidos y el ritmo que necesitaba un álbum como Transformer, un disco en el que desde la propia identidad de sus músicos ya se vislumbra la mano de un Bowie que llegó a poner su voz en algunos coros.
Transformer es una cuidada pieza del mejor rock que se compensa por el inmenso poder lírico de Reed y sus muy imaginativos arreglos que desgranan dulces sonidos que suavizan letras sutilmente perversas e inteligentes que golpean directamente las conciencias con temas como el travestismo de Andy Warhol y The Factory, la escena homosexual de Nueva York o la decadencia urbana en una maravillosa mezcla de humor e ironía para una brillante y diversa concepción musical.
En el álbum se encuentra una gran variedad melódica, a diferencia de otros álbumes de Reed, algo que le convierte en uno de los más accesibles de su carrera, al menos musicalmente hablando. Variedad estilística, temática amplia y sentimiento de experiencia personal en búsqueda de algo peculiar, impredecible y muy inteligente en el que aflora sin duda ese inmenso sentido del humor que luego Lou Reed perdería.
Transformer abre con "Vicious", una perfecta introducción para la diversión en modo rock. Sucio, vanidoso, juguetón y glorioso. Reed en estado puro. Después "Andy's Chest" y los dulces sonidos que acompañan unas letras ligeramente retorcidas y extrañamente románticas con Andy Warhol en el pensamiento.
La maravilla continúa esta vez con "Perfect Day", una extraña canción de amor obsesiva y soñadora que anunciaba la tristeza que embargaría a Reed en el posterior "Berlin", tristeza que se compensa de sobra con el abrasador trallazo rockero que es "Hangin' 'Round", intenso y salvaje con letras irónicas y divertidas.
"Walk On The Wild Side", el clásico tema sobre la cara sucia de Nueva York se convertiría en su mayor y más radiado éxito, a pesar de que probablemente no sea el mejor corte de Transformer, aun siendo memorable. Luego una salida del armario con la extraña, intensa e inteligente "Make Up" y un guiño al pop con la gloriosa "Satellite Of Love" con Bowie por detrás.
El rock recupera su protagonismo en el álbum con "Wagon Wheel", un tema brillante y divertido de sorprendente ruptura antes del extraño y pequeño pero perfecto corte que es "New York Telephone Conversation", para volver al rock con "I'm So Free", un tema genial sobre todo si se presta atención a sus letras. "Goodnight Ladies" es el cierre perfecto para un álbum extremadamente impredecible.
Transformer fue y sigue siendo un álbum muy influyente, un clásico de los 70 que posicionó la carrera de Reed en solitario y que ofreció muchas de las virtudes que le convirtieron en un icono del rock. Un trabajo que ha sobrevivido merced a su integridad artística y que aún hoy tiene mucho que decir.
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