El poderío del sonido se aprecia desde un comienzo, cuando 'The collecter' abra entre sutiles cuerdas acústicas (elemento que se vuelve a repetir bastante en este disco) para luego desenfundar constantes aceleraciones y redobles que convergerán hacia los tradicionales parones sinfónicos típicos de la banda. Destacarán también en esa línea cosas como 'Coming storm' o 'A desert throne', de buena dinámica ambas, mientras que habrán otras que apostarán por los juegos vocales, con Spiros Antonius haciendo sus tradicionales guturales y Sotiris Vayenas apoyando con voces limpias, asunto que aparece en 'Hierophant' , 'Neuromancer' (la mejor de todas, también de lo más contagioso del álbum) o 'Modern primitive' (la canción). Hacia el cierre, 'Psychohistory' funcionará como otra demostración de poderío y peso por parte de Septicflesh mientras que el viaje finalizará con una olvidable 'A dreadful muse', que más allá de uno que otra pasaje melódico no presenta algo particularmente recordable, en un potente simbolismo respecto a este trabajo. Y es que si habiendo tenido cinco años para trabajar, decides cerrarlo con algo tan insípido, que señal más clara de que la banda no ha encontrado acá un momento particularmente brillante.
De todas formas, Modern primitive no es un mal disco, en absoluto, pero sí uno que vuelve a mostrar a la banda en clara zona de confort. ¿Van en cuesta abajo los griegos? Puede ser, aunque mientras el nivel siga siendo este, tampoco da para lamentar demasiado.
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