Piltrafillas, os seré sincero. Estuve a punto de pasar de Fuego cruzado. Encontrarme con el nombre de Bruce Willis en el cartel es cierto que me llamó la atención poderosamente, pero estaba convencido de que se trataría de otra de esas colaboraciones del actor cobrando a precio de oro una aparición de pocos segundos en pantalla. Que el protagonista fuese Josh Duhamel, un actor del que lo primero que me viene a la cabeza es el personaje de Lennox en las entregas de Transformers, tampoco ayudaba demasiado. Y la verdad es que los sensuales labios de Rosario Dawson me tienen enamorado, pero no son algo que me haga decidirme por una cinta en particular. Sin embargo, pese a no constar en el cartel, al ver el reparto me he dado cuenta de que el malo de la película era mi admirado Vincent D’Onofrio y ahí sí que lo he tenido claro, amiguitos, no me la podía perder. Por suerte creo que he tomado una buena decisión. Y es que resulta que el director de Fire with fire –que no me sonaba de nada- ha resultado ser un aclamado realizador de televisión que ha firmado diversos capítulos de numerosas series de primera fila de la talla de NCIS Los Angeles, Visitantes, Érase una vez, Castle, Nikita o El mentalista. Total, que el resultado es un distraído thriller palomitero, con su dosis justa de acción, interpretaciones más que aceptables y la presencia de D’Onofrio en otro papel de tarado mental –el tío se está empezando a encasillar- y de un comedido Bruce Willis interpretando a un personaje que, por lo menos, tiene más peso y tiempo de pantalla que el Mr. Church de The expendables. Total, que la recomiendo sin duda alguna como perfecto vehículo para pasar un rato ameno.
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