En el año 2018 la Justicia acabó por desestimar los graves cargos en contra del grupo Decapitated, cuyos componentes habían sido acusados del secuestro y violación de una mujer. El asunto no tuvo tanta repercusión mediática como el reciente Amber Heard vs. Johnny Deep, pero sentó precedente respecto a la complejidad de este tipo de casos, que están lejos de ser un blanco y negro. Por esta razón, un álbum como Cancer culture no puede entenderse fuera de su contexto, tal como ocurrió también años atrás con Carnival is forever (2011), disco que sucedió a la trágica pérdida de Witold "Vitek" Kieltyka acontecida en 2007. Porque sí, este no es el primer infierno que atraviesan los polacos...
Sin ir muy lejos, tras una breve introducción instrumental que calienta motores entre redobles, la banda lanzará palos a la cultura de la cancelación y realidad digital actual en una canción como 'Cancer culture' ("Dejar de seguir y reportar / Es fácil sentirte mejor lanzando rocas digitales / Ciudadanos presumidamente justos encadenados a su escritorio / Hecho del árbol del conocimiento / Jugando a ser dioses y ganando peso..."). Ahora, siendo sincero, me habría esperado más canciones en esta línea temática, sin embargo, todo parece indicar el que la banda ha buscado rápidamente dar vuelta página y no estirar el tema, pues tras este descargo inicial el álbum centrará sus fuerzas en lo musical mediante una seguidilla de estructuras agresivas, que se alejan del groove metal de sus anteriores trabajos, marcadas por la batería del debutante James Stewart, absoluto protagonista en todo el trabajo y cuyo aporte condicionará por completo el sonido de este.
Lo mencionado se aprecia en toda la pasada inicial, con una banda desatada en canciones como 'Just a cigarrette' o 'No cure', una brutalidad esta última con un Rasta Piotrowski enorme en las vocales, acompañado de un Vogg amo y señor en guitarras. Los matices, de hecho, aparecerán entrando al nudo del disco, cuando las colaboraciones hagan lo suyo, primero con Tatiana Shmayluk (de Jinger) en 'Hello death' y luego con Robb Flynn (Machine head) en 'Iconoclast', ambos aportando pasajes melódicos a las canciones. Entrando en la recta final 'Suicidal space programme' abrirá con calma pero tardara treinta segundos en desenfundar la violencia del sonido, complementada a la perfección con el minuto y algo de 'Locked', otra descarga de intensidad incesante.
En la recta final la banda, lejos de meter mero relleno o repetir fórmulas, regala dos canciones geniales como 'Hours as battle grounds' y 'Last supper', con pasajes melódicos espectaculares y espacio para unos solos que nuevamente muestran a un Vogg inspiradísimo como líder de la agrupación (¡ojalá el disco hubiese tenido más de esto!), cerrando así un Cancer culture que trae de regreso a Decapitated en plena forma, no digamos recuperados pero si con evidentes ganas de apuntar hacia adelante.
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