by King Piltrafilla (@KingPiltrafilla)
La vida de los tres puede considerarse idílica... hasta que un cartel mexicano de la Baja California a las órdenes de Elena La Reina Sánchez se instala en la zona y –tanto por la extraordinaria pureza del material de Ben y Chon como por los problemas con la ley y los competidores que sufre en su país- exige que se asocien a ella. Cuando los dos amigos deciden dejarlo todo y desaparecer antes que enfrentarse al cartel del que no quieren formar parte, la despiadada Elena ordena a su sanguinario hombre de confianza –Lado, un degenerado en un papel dicotómico de asesino, torturador y maltratador pero también padre de familia tradicional, preocupado por el bajo nivel al baseball de su hijo y la manera de vestir de su hija, que quiere para ellos un futuro mejor que el que ha conseguido él- que ataque el punto débil de la pareja, su amante Ofelia. Entonces Ben y Chon tendrán que pedir la ayuda de un agente de la DEA corrupto y manipulador para comenzar una espiral de violencia dispuestos a liberar a su amiga.
Salvajes nos muestra en casi dos horas y media el mundo de las relaciones entre políticos mexicanos, abogados estadounidenses, los cárteles de la droga y los policías de la DEA en nómina de los narcotraficantes, un mundo salpicado de mentiras y traiciones en el que todo el mundo pretende sobrevivir y enriquecerse intentando hacer ver que las muertes no existen. Y al frente de todo, Elena, una asesina que reprime sus sentimientos y vive recluida en su mansión de Tijuana pese a tener propiedades en los Estados Unidos –o Gringolandia, como ella les llama-, Zurich y Londres, obsesionada por la seguridad de su única hija. En Salvajes no vemos drogadictos ni la parte oscura y triste del negocio y en lugar de mostrarse a los narcotraficantes como hombres armados, el cartel aparece como un proveedor de servicios. Préstamos a bajo interés, protección, seguros, lavado de capitales... las cuadrillas de hombres armados –que también las hay y actúan de manera salvaje cuando les toca- trabajan parejas a una legión de abogados que aseguran que los beneficios se incrementen.
En resumen, piltrafillas, que Salvajes está más que recomendada por este que os escribe. Sangre, acción, una fotografía excelente, un montaje enérgico, una historia atractiva y unos personajes que harán vuestras delicias. Una Blake Lively normalita, unos Taylor Kitsch y Aaron Johnson más que aceptables, un notable Travolta –sobre todo cuando se pone vehemente y charlatán-, una magnífica Hayek –grande en la escena en la que saca a relucir su raza y reprende a Lado gritándole en español "no olvides la teta que te dio de mamar, pendejo"- que en ocasiones da verdadero miedo pese a su fragilidad. Y enorme Benicio del Toro como el insensible, sanguinario pero listo lugarteniente de la organización. Atentos al cameo del realizador en una escena en la que parece imitar a Gene Kelly. Total, que os espera una cinta larga, de esas que están llamadas a ocupar una tarde amena con patatas fritas, cervezas, cacahuetes y palomitas con amigos o la familia en el sofá de casa, al abrigo del frío y la humedad. Eso sí, el final es de los más tramposos que he visto. Redondea la película una variada banda sonora en la que encontramos temas como el Do ya de Jeff Lynne junto a otros menos conocidos.
No puedo despedirme sin adjuntar un par de imágenes de las dos chicas de la cinta, dos bellezas de diferente estilo.
Una Blake Lively normalita dice el cachondo... ;)
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